Primer Seminario de Jóvenes Investigadores de Ciencias Sociales y Religión -la visión desde los nativos (Parte III)

ChiesaConstruindo pontes onde antes havia barreiras.
Por Gustavo Chiesa

A criação de um espaço de interlocução formado por antropólogos, sociólogos e historiadores interessados no livre debate e na intensa troca de ideias sobre investigações em andamento deve, antes de mais nada, ser prontamente comemorado por todos aqueles que desejam um ambiente acadêmico mais dinâmico, arejado e criativo. Esse espaço torna-se ainda mais rico e interessante quando tais investigadores são originários de diferentes países da América do Sul e compõem diferentes gerações e tradições acadêmicas. Ouvir tantas pessoas falarem do fenômeno religioso e suas práticas, em seus diferentes matizes e aspectos, foi, sem dúvida alguma, um grande privilégio para alguém que, como eu, começa a dar os seus primeiros passos nesse terreno difícil e escorregadio que é a academia. E para ajudar nessa travessia, nesse longo caminho que apenas se inicia, nada melhor do que contar com o apoio de pessoas que já caminharam um pouco mais e enfrentaram os obstáculos e desafios que tal percurso nos apresenta, seja no Brasil, na Argentina, no Uruguai, na Colômbia ou em qualquer parte do planeta. É de se admirar a disposição dessas pessoas, desses “veteranos” e companheiros de jornada, em ler e comentar nossos imperfeitos e hesitantes trabalhos, apontando caminhos, sugerindo direções a serem seguidas e, mais importante, afirmando para deixarmos de lado nossas “muletas e arsenais teóricos” e apostarmos em nossas intuições e ideias, em nossa própria “arte”. São pessoas e ambientes de trabalho como esses que nos ajudam a estabelecer criativos diálogos que rompem o marasmo, a repetição e a solidão que muitas vezes toma conta do mundo acadêmico, nos ajudando a construir pontes onde antes havia uma barreira a ser vencida; barreiras estas que podem ser conceituais, disciplinares e até mesmo linguísticas (e aqui estou eu escrevendo em português “brasileiro”, em um site argentino, na esperança de ser entendido por todos “mis hermanos” latinoamericanos). E se é pra apostar no diálogo, na união e, por que não?, na “comensalidade” criativa entre povos, academias, conceitos e tradições, seguirei a sugestão (ou intuição) dada por Cesar Ceriani ao final do seminário e encerrarei esse pequeno relato de agradecimento “incorporando” (bem ao gosto dos espiritistas brasileiros) um de nossos grandes ancentrais, o “cacique tupi” Oswald de Andrade: “Só a Antropofagia nos une. Socialmente. Economicamente. Filosoficamente. Única lei do mundo. Expressão mascarada de todos os individualismos, de todos os coletivismos. De todas as religiões. De todos os tratados de paz. Tupi, or not tupi that is the question.”

– Gustavo Chiesa es doctorando en Antropologia por la Universidade Federal do Rio de Janeiro, Brasil.

SerraltaDe la exposición «tradicional» del paper a la construcción interdisciplinar y el cuestionamiento de los saberes.
Por Andrés Serralta

Quienes participamos del Primer Seminario de Jóvenes Investigadores de Ciencias Sociales y Religión, en mayor o menor medida, estábamos acostumbrados a la dinámica académica de la publicación de un artículo o la exposición de un paper.  Esa instancia propia del trabajo de investigación científica, necesaria y formativa per se, no fue en este caso el atributo distintivo del encuentro. La experiencia más productiva, a mi juicio, excedió lo relativo a la presentación de los trabajos. Lo fuera de lo común, en cuanto al encuentro, estuvo en otros aspectos inherentes a la dinámica con que el seminario fue ideado, y ello, justo es decirlo, responde a la visión de los organizadores.

El evento tuvo como fortaleza trascender los límites de los congresos académicos con un formato «tradicional»,  que a semejanza de un repositorio de información -por ejemplo una biblioteca-, buscan satisfacer «necesidades de información […] condicionadas por el carácter de su actividad, en este caso la investigación«(*). Si bien lo informativo no estuvo ausente y mostró innovación tanto en enfoques, métodos u objetos de estudio, dado que instancia permitió conocer algunos de los trabajos sobre religión, que están actualmente en desarrollo en América Latina -principalmente en el cono sur. La nota distintiva del evento la dio otra cosa: su propia dinámica. Abierta al intercambio de críticas y aportes de todos los asistentes, lo cual posibilitó el transito hacia otro nivel de trabajo académico, en que las investigaciones individuales pudieron ser discutidas con diversos abordajes desde la antropología, la sociología, la historia o la ciencia política.

Ello no significó el abandono de las propias herramientas metodológicas y heurísticas de cada campo del saber, sino que cada quien, con el utillaje mental creado a través de su especialización, pudo aportar elementos para superar obstáculos compartidos del trabajo académico, que enfrentamos quienes tenemos por objeto de estudio fenómenos religiosos. La consecuencia, casi «natural» de las puestas en común y su análisis en comunidad, fue que además de las valiosas críticas a cada trabajo presentado, se dio una rediscusión con respecto a las matrices religiosas de nuestros países de origen. Allí estuvo el otro aspecto novedoso del encuentro que no sólo sirvió para la discusión interdisciplinar, sino también para crítica de modelos de interpretación de la realidad.

La actual vigencia de los análisis de las realidades nacionales latinoamericanas -fundamentalmente de Argentina, Brasil, Colombia y Uruguay-, a través de modelos sólidamente arraigados (¿cristalizados?), en las respectivas comunidades académicas fue cuestionada. El cuestionar el conocimiento tenido por cierto, es como sabemos, el combustible que hace funcionar al motor de las ciencias. De ello, es esperable que surjan nuevos estudios que se aventuren a la confirmación o refutación de conceptos que hoy entendemos como vigentes. En síntesis, fue removedor y estimulante por su espíritu innovador y por un retorno a la raíz latina del concepto seminario (seminarius) que significa semillero, en este caso un espacio para plantar, alentar y desarrollar nuevas ideas, con una mirada amplia que trascienda las «fronteras» disciplinares.

(*)  Juan José Calva, «Las necesidades de información de los investigadores del área de Humanidades y Ciencias Sociales», Revista General de Información y Documentación, 13, Nº 2 (2003): 157.

– Andrés Serralta es maestrando en Historia por la Universidad de Montevideo, Uruguay.

ScuroProduciendo nuevas grietas hacia senderos no transitados.
Por Juan Scuro.

Una nueva oportunidad de intercambio, con un ambiente humano muy agradable, donde se pusieron en circulación avances de investigación, sonrisas, comentarios, críticas, novedades y reencuentros. Fueron dos días de actividad, conducidos por los flamantes organizadores, Cesar y Emerson, que ya nos tienen acostumbrados a la adecuada mezcla de trabajo y buena onda.

Quisiera destacar la importancia de valorar lo hecho en la región por quienes llegaron antes que nosotros (los jóvenes participantes) al mundo y fueron construyendo los espacios que hoy podemos aprovechar para continuar, ampliar y mejorar las formas de abordar nuestras inquietudes. Este reconocimiento debe ser, por otra parte, nuestro mayor impulso para seguir construyendo las condiciones que permitan profundizar lo que otros ya han ido aportando. Instancias como la de este seminario son justamente las que permiten que nuevos tejidos se vayan entramando para producir investigación de calidad desarrollada en ámbitos de intercambio, madurez y calidez como la que vivimos el 21 y 22 de octubre pasados.

A todos quienes expusimos nuestros trabajos en el seminario nos queda la tarea de «concluirlos» para «poder empezar». Para ello, recibimos comentarios de quienes ya caminan estos senderos hace rato, pero me gustaría destacar, a demás de eso, la importancia de ver a nuestros propios compañeros intentando producir nuevas grietas que conduzcan a otros senderos no transitados y que, sin darnos cuenta, ya los vamos transitando.

Además de la calidad y variedad de los trabajos expuestos, me llevo lo que a esta altura ya es redundante pero que singulariza al encuentro que tuvimos, la buena onda y ganas de seguir por más que se vio entre los más «veteranos», entre los más «jóvenes», y entre los «veteranos y jóvenes».

Para volver a la metáfora predominante durante el encuentro, esperemos que haya un buen segundo plato, postre e ainda mais!!

– Juan Scuro es doctorando en Antropologia por la Universidade Federal do Rio Grande do Sul, Brasil.

(Fotos: Darío La Vega)

Share
Dario La Vega

Dario La Vega

Darío La Vega es estudiante de Antropología Social y Cultural en la Universidad Nacional de San Martín y fotógrafo.
Publicado en Reseñas. Tagged with , .

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *