Semióticas modernas y semióticas reaccionarias contra las religiones de origen afro

activistas xa blogCrecientemente, en Brasil, las prácticas rituales de ofrendas de animales realizadas por los practicantes de religiones de origen africano vienen siendo objetadas y atacadas por defensores de la ecología o de los derechos de los animales -en sus distintas variantes. Esta oposición se suma a la ya tradicional de los evangélicos -muchos de los cuales ahora detentan cargos políticos, gubernamentales y legislativos- creando un doble frente de ataque que coloca a los derechos religiosos y ciudadanos de los afro-umbandistas en grave peligro. Compartimos las reflexiones que el reconocido antropólogo brasilero Marcio Goldman compartió a través de su página de Facebook.

Diez gritos sobre la campaña contra las religiones de matriz africana  –  Por Marcio Goldman (Museu Nacional, UFRJ)

1. La actual campaña contra las religiones de origen africano es otro capítulo de un racismo secular que siempre las atacó de todas las formas imaginables.

2. La «novedad» de la actual campaña es que se da a partir de una confluencia entre una semiótica reaccionaria (los evangélicos – en general personas de todos los colores) y una semiótica moderna (los ecologistas – generalmente personas blancas).

3. La primera semiótica es más honesta. Supone que las religiones de origen africano están equivocadas porque creen y adoran seres malignos a los cuales, erróneamente,  consideran benéficos. Lo que significa que en este caso, lo único por lo que se  puede luchar, es por que los evangélicos asuman – o se vean obligados a asumir – la misma posición de las personas de religiones de origen africano, que, por cierto, es la de la Constitución brasileña: las creencias y prácticas religiosas no son verdades universales y todos tienen el derecho de adoptar las religiones que otras personas puedan considerar equivocadas .

4. La segunda semiótica – «verde» y «blanca» – es más insidiosa, como suele suceder con los «modernos». Detrás del discurso sobre los derechos de los animales subyace, evidentemente, la «certeza» de que las prácticas sacrificiales de las religiones de origen africano son «falsas». No en el sentido reaccionario de que se dirigen a  seres con los que no deberíamos relacionarnos, sino en el sentido moderno de que no se dirigen hacia nada o nadie -ya que serían fruto de la ilusión, del error.

5. La intolerancia de la semiótica reaccionaria y la tolerancia de la semiótica moderna son, pues, dos caras de la misma moneda. Los reaccionarios, que creen que están involucrados en un conflicto de verdades, no pueden admitir prácticas que consideran equivocadas. Los modernos, por su lado, admiten tranquila y condescendientemente prácticas que consideran ilusorias. Pero esto es sólo hasta el momento en que creen que estas prácticas entran en conflicto con sus propias verdades, que ellos, por supuesto, presentan como universales. En este punto, quieren acabar con estas prácticas y lo hacen con una violencia que haría sonrojar a cualquier reaccionario.

6. El problema es que las prácticas sacrificiales de las religiones de matriz africana son técnicas de mantenimiento del equilibrio del cosmos -lo que incluye, principalmente, el equilibrio de las personas. Por ello es que son casi siempre utilizadas para combatir los males derivados de los desequilibrios a los que la existencia nos expone.

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Foto: Raffaela Fraga/G1

7. Es por esto también que no hay ni puede haber ninguna «crueldad» con los animales destinados para el sacrificio, ya que esto agravaría el desequilibrio que se pretende combatir. Todos aquellos que tienen un mínimo de información sobre estas religiones saben que los sacrificios tienen que ser rápidos e indoloros y que si el animal demuestra resistencia al proceso debe ser resguardado, bajo pena de desastres ontológicas y humanos.

8. Como también saben quienes poseen un mínimo de información sobre estas religiones, la mayor parte de los animales sacrificados es preparada para las comidas comunales que no sólo alimentan el espíritu de los comensales (promoviendo su equilibrio) sino también alimentan a sus cuerpos y promueven una  sociabilidad cuya calidad debe ser la envidia de todos nosotros.

9. En consecuencia, lo máximo que el Estado podría exigirle a estas religiones -que traten a los animales más o menos como los laboratorios que producen vacunas deberían hacerlo – ya es cumplida  por ellas por definición. Por el contrario, la forma en que tratan a los animales podría, sí, ser un modelo no sólo para nuestros laboratorios sino principalmente para la barbarie de nuestra industria agro-alimentaria.

10. Es comprensible que la semiótica reaccionaria no esté interesada en la industria alimentaria. Pero cuando la semiótica «verde» y «blanca» moderna  prefiere el blanco, frágil y fácil, de las religiones de origen africano en lugar de la industria de la alimentación, sin duda más poderosa y difícil de atacar, la única conclusión a la que podemos llegar  es que se trata de prejuicio y racismo. Como sucede con demasiada frecuencia en Brasil, este prejuicio y este racismo no se reconoce ni asume y funciona sin mencionar colores de piel ni razas, siempre reemplazados por «verdades» pseudo-universales, como son, en este caso, los loables ideales de respeto a los derechos de los animales y la naturaleza.

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Marcio Goldman

Marcio Goldman

Marcio Goldman es profesor del Programa de Posgrado en Antropología Social del Museo Nacional, Universidad Federal de Río de Janeiro.
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