Panel «Pentecostalismo(s) y Ciencias Sociales» (3): Intervenciones de Pablo Semán e Hilario Wynarczyk

DSC08392-001Acumulaciones, sedimentaciones, reflexiones y actualizaciones teóricas en los estudios sobre pentecostalismo

por Pablo Semán (UNSAM/CONICET)

Yo hace muchísimo que vengo trabajando con César (Ceriani) y con Alejandro (Frigerio) y como Alejandro a veces tiene las incitaciones pertinentes y a tiempo, por lo pronto recojo eso como el resultado de una relación de diálogo que ya lleva como 25 años y entonces ahí sí agradezco a los dos, porque me parece que ese hábito se transmite y es muy interesante. Y lo digo porque a mí no me gusta la formalidad del agradecimiento sino en relación estricta con el contenido de lo que yo quiero decir y lo que veo en el campo de estudios.

Yo creo que lo primero que hay que observar es que nosotros tenemos un campo de estudios que se viene trabajando hace 25 años como mínimo digamos -y eso no es una situación obvia, mucho menos para las instituciones de investigaciones en Argentina. Y ahí, hay una particularidad en el campo de estudios sobre el pentecostalismo y que es que -más allá de si hay un amesetamiento en el crecimiento pentecostal o no- si sabemos que hubo un avivamiento, que atrajo a una gran cantidad de investigadores, varias generaciones de investigadores y por ello también siempre fue posible ir diciendo algo nuevo  ¿no?

Esto que sucede para mi es interesante en comparación con el catolicismo. Porque la agenda que yo oigo nos estamos proponiendo a propósito del pentecostalismo nadie se la propone a propósito del catolicismo. Lo cual parece querer decir que  nosotros creemos que sabemos todo del catolicismo ¿no? entonces presuponemos y tenemos ideas «fantásticas» (todavía sin cuestionar definitivamente y sin tirar a la basura) ideas como la del catolicismo «nominal» que nadie cuestiona y habría que hacerlo. Diría, entonces, por qué no empezamos por ver qué es lo que estamos presuponiendo del catolicismo en nuestra atención exacerbada -y necesaria por otro lado- al pentecostalismo.

Yo no tenía la intención solamente de hablar de «ausencias» en el estudio, sino también de poner en crisis ciertos hábitos nuestros y hablar de ciertas cosas que me parece que más bien de ser una «ausencia» son justamente producto de 25 o 30 años de trabajo continuo. Hay efectos de sedimentación en nuestra construcción del campo de estudios del pentecostalismo con lo cual digamos por ejemplo esa ausencia de problematización de lo que pensamos comparativamente e implícitamente al catolicismo es un elemento. Hay una permanente búsqueda de novedades, hay efectos de sedimentación inconscientes como los que acabo de citar, hay efectos de sedimentación consciente porque todos comparamos un estudio con el anterior y el anterior y el anterior y eso me parece que está bien. Y hay otra cosa que me parece tiene que ver mucho con esta acumulación sobre la cual no hemos ejercido la tarea reflexiva que corresponde con la sistematicidad que corresponde y diría que hay cuestiones que tienen que ver con la actualización teórica, ¿no? – por ahí a veces Joaquín (Algranti) ha hecho esto, yo creo haber intentado hacerlo, Alejandro (Frigerio) lo ha hecho bastante: van cambiando las teorías a partir de las cuales nosotros vamos  estudiando los fenómenos religiosos. Probablemente en algunas de las cuestiones que están en juego en el pentecostalismo hay acumulación, hay material empírico pero debemos revisitarlo desde nuevos puntos de vista -eso es algo muy necesario que habría que hacer. Entonces me parece -como una cuestión muy general que no voy a llegar a completar en esta intervención- que hay que partir de cuál es el estado del campo de estudios y poner en conexión estos fenómenos que digo de acumulación, sedimentación -sobre la cual no hemos sacado todas las conclusiones posibles de sacar a través de una actividad reflexiva- y donde queda también pendiente como una gran tarea, una tarea de actualización teórica.

Con esta intención de poner en crisis algunos presupuestos nuestros, verificar las direcciones en que se han sedimentado y vislumbrar posibles conclusiones,  yo tengo una lista de ocho a nueve cosas que quiero decir (que no sé si voy a poder decirlas todas).

A mí me parece interesantísimo constatar -y lo hemos hecho varios esto pero creo que sigue habiendo un problema ahí- que hay un avance en la dirección de la cultura y el pentecostalismo, ¿no?.  ¿Y por qué nos pasó esto?. En parte nos pasó en paralelo con el campo. Las generaciones de pentecostales más nuevas no podían evangelizar de la misma manera que las anteriores, entonces empezaron a hacer conjuntos de rock, pastores rockeros, -estoy diciendo taquigráficamente, todos sabemos muchos de esa evolución-. Pero a nosotros también nos pasó que nos aburrimos de ir al templito, a los lugares usuales, y entonces veíamos e íbamos en la dirección cultural. No me parece mal, claro, me parece bien. Esa experiencia  que vos relatas Mariela (Mosqueira) y que creo que está presente en el libro que compiló Joaquín (Algranti) y que está presente en cosas que escribí sobre por ejemplo el grupo Rescate, tiene que ver con una especie de transformación del centro de gravedad del pentecostalismo. No voy a decir que pasó del campo religioso a la cultura, -porque aparte no creo en esa división- pero si pasa de una forma de evangelización a otra forma de evangelización y sobre esto nos  falta capitalizar una conclusión que es… digamos, no mirar esto por defecto, sino mirar la posibilidad ontológica  de lo que pasa a partir de la productividad cultural en el campo religioso -más allá de que «cultura» es un término que desde las nuevas corrientes críticas del concepto -a las cuales adhiero- criticamos mucho. Pero habrá que ver cuál es la positividad de esta nueva forma de evangelización y me parece que es una cosa importante.

La segunda es, todos nosotros, un poco por saturación nuestra y del campo, hemos buscado novedades pero al mismo tiempo el pentecostalismo ofrece una serie de dimensiones de la experiencia pentecostal enorme que todavía nosotros no hemos abrazado y donde aparecen posibilidades de estudio más puntuales. Esto obviamente con todas las cuestiones que planteaban los demás que me precedieron en las exposiciones y con quienes estoy de acuerdo: hay que hacer cosas comparativas, hay que hacer cosas cuantitativas, hay que hacer cosas cualitativas. Pero pensaba: no hay un buen estudio sobre las variaciones de las performances en los testimonios. Y nosotros hemos tratado el testimonio como si fuese lo mismo el tipo que está en Plaza Once, que el que esta digamos en un café cristiano o lo que había muchísimo cuando el que se convertía era el alcohólico del barrio o el que destruía la Virgen que tenía en la casa en un acto público que terminaba con la mariolatría. El testimonio es una dimensión interesantísima -porque aparte condensa todos los valores del término performatividad y disemina pentecostalismo. Bueno, hay cosas que yo creo que ha hecho Hilario (Wynarczyk) pero que nosotros nos hemos perdido miles de oportunidades de avanzar en el mismo sentido que es considerar la eclesiología y las teologías. Porque Hilario lo hizo con la Guerra Espiritual, con la Teología de la Prosperidad, planteó en sus libros algunas cosas acerca de las eclesiologías.. Pero la verdad es que el tipo de iglesias pentecostales es tan grande y tan variable… Hay una dimensión del pentecostalismo que tiene que ver con el «hágalo usted mismo» entonces cada tipo que inaugura un templo inaugura una nueva eclesiología, entonces ahí se impone por un lado estudiar las eclesiologías realmente existentes y hay que estudiar las eclesiologías realmente existentes como una nube de eclesiologías que surgen con esa proliferación de los mini -pentecostalismos y también de los maxi-pentecostalismos que también son muy plurales. ¿No? y dije maxi-pentecostalismos para no decir «grandes iglesias» -que se puede decir tambien. Yo creo que muchas veces en el afán de hablar del «pentecostalismo», nosotros no citamos la especificidad de la denominación o del lugar. Yo estoy cansado de evaluar artículos que ponen «el pentecostalismo en Argentina» y están hablando de una iglesia -que por más que sea una maxi iglesia no es el pentecostalismo. Mucho más porque lo fueron a estudiar por la particularidad pero después quieren describirlo por la generalidad. Entonces fui a la iglesia más loca del sistema pentecostal y estudié pero como tengo que capitalizar un artículo para la beca de no sé qué cosa digo: «este es el pentecostalismo en Argentina» -eso es un delirio.

Pero me parece que tambien, y acompañando parte de lo ya dicho, la cuestión del pentecostalismo en las provincias es importantísimo. No solamente en las ciudades de mediano porte, estamos todos de acuerdo. Todo eso tambien exige cuestiones comparativas pero digamos: por ejemplo, ¿por qué crece más en Rosario que en Córdoba? ¿Por qué crece más en estas zonas que en el noroeste o en Cuyo? ¿Por qué crece más en Chubut? -después diré algo en relación a una hipótesis sobre este tema.

Otra cosa que nosotros nos hemos perdido de explorar es la búsqueda de las novedades permanente y ahí si más bien correspondería un esfuerzo de actualización: hay unos cuantos estudios que han puesto en el centro de la consideración sobre el pentecostalismo el género. Pero yo creo que nos hemos quedado bastante contentos sobre lo que ha salido sobre el género  porque digamos -y ahí nos falta una actualización- todavía seguimos pensando que estudiar género es preguntar cuántas mujeres y cuántos hombres y no la producción de una relación de género. O sea, como aparte, nos preside una cierta consciencia secular-céntrica y atea y anti-pentecostal (a pesar de que somos amigos de los pastores): no pensamos que la producción de una genericidad sea parte de los estudios sobre pentecostalismo -porque estamos seguros que «ahí son todos machistas», ¿no?. Entonces, ¿para qué vamos a estudiar ese tema?. Recuerdo por ejemplo que hay un estudio que hizo una tesista que yo dirigí -pero que trabajó sobre otra cosa, sobre los piqueteros pero que es su trabajo primigenio que no lo quiere volver a publicar y yo creo que lo tiene que publicar- que es un trabajo sobre la categoría de «pollerudos» en el pentecostalismo a partir de la vida cotidiana … que son esas las cosas que nos faltan: sobre vida cotidiana y producción de género en el pentecostalismo hay muy poco. Lo que sabemos es cómo interrogar al pentecostalismo para ver si son favorables o no en las teologías realmente existentes de algunas iglesias -haciéndolas pasar por todas- acerca de si rechazan al aborto o no. Cosa que en general, aparte oficialmente todo el mundo en una iglesia te va a decir que rechaza el aborto.

Bueno, todas estas que son dimensiones, espacios del estudio del pentecostalismo que deberían ser abordados comparativamente me parecen una dimensión donde hay cosas a buscar o hay actualizaciones a hacer.

Yo me voy a referir muy poco a este otro puntito pero es un caballito de batalla mío: hay una insistencia no revisada, no reflexiva, sobre cómo funciona la preocupación sobre la relación entre pentecostalismo y política. Esto tiene que ver más con la construcción del papel del cientista social que con otra cosa: nosotros, los que estudiamos religiones nos consideramos menos porque estudiamos religiones; entonces digamos lo más erotizado del campo académico es estudiar política y entonces en un mundo falo-céntrico todos queremos tenerlo, entonces todos queremos hablar de política y hablamos de política de la forma que yo creo es menos productiva para abordar la relación entre política y pentecostalismo -e Hilario (Wynarzcyk) me va a matar pero no importa-. Pero yo lo quiero decir: a mí me parece mucho menos productivo seguir analizando la relación entre pentecostalismo y elecciones buscando porcentajes y correlaciones estadísticas que escasamente funcionan, que mirar seriamente la ontología política que está implicada en el pentecostalismo (esto lo voy a revisar después).

Y la otra cosa es la transferencia de poder social que hay alrededor del ejercicio del pentecostalismo porque uno tiene que mirar el pentecostalismo, cómo funciona en el campo religioso y yo lo voy a decir brutalmente pero el pentecostalismo es la reapropiación del cristianismo bajo ciertas formas por parte de los sectores populares ¿no? Entonces eso, digamos, tiene que ver muchísimo más políticamente que con ver si le dan dos o tres por ciento de votos. El modelo brasileño a nosotros nos influye demasiado porque en Brasil eso sí tiene sentido y realmente hay una bancada evangélica, pero tambien funciona distinto el sistema político y el sistema electoral y el sistema de identidades políticas en el que se producen los resultados electorales.

Creo en esta idea de una acumulación de estudios -ahora ya salí del tema política- hay ciclos de preocupación. En eso difiero y converjo con lo que dijo César (Ceriani) que es: es verdad que no hay ahora estudios sobre el pentecostalismo indígena, pero también es cierto que en un momento fue lo único que hubo. Entonces, yo creo que nosotros deberíamos revisar nuestros automatismos (que incluyen nuestras oscilaciones) y mantener un programa comparativo que diga: bueno, esto hay que seguir estudiándolo, de la misma manera que hay que volver a estudiar los pentecostalismos de los pueblos originarios, pero con actualización teórica. Por ejemplo, volver a estudiar esos pentecostalismo pero ya con las hipótesis poscoloniales, por ejemplo.

Ahora si recogiendo y anudando un poco más densamente algo que dije antes, y ya tomando el propósito de cuestiones más cuantitativas como las que planteaba Mariela (Mosqueira) -con las que estoy totalmente de acuerdo- yo creo que sí hay una hipótesis por lo menos para pensar y explorar empíricamente acerca de por qué crece el pentecostalismo en algunos lugares más que otros, y eso exige justamente tener en cuenta una consideración del catolicismo y de la dinámica del campo religioso. No me parece para nada extraño que el pentecostalismo crezca en los lugares donde digamos la logística católica funciona peor, ¿no? o en lugares de pluralismo religioso casi inicial como en la Patagonia. ¿Por qué no crece en La Rioja y si crece en Neuquén?.  Hay algo pque pasa en estos lugares, y también tiene que ver con cómo funciona el catolicismo. El catolicismo le ha allanado el camino al crecimiento pentecostal, en parte por algo que sabemos pero que no hemos explorado empíricamente en sus resultados y diferencias que es: el catolicismo afiliado al Segundo Concilio y a la Teología de la Liberación o a las versiones de la Teología del Pueblo es políticamente democrático -revolucionario, a veces- generoso socialmente pero culturalmente es infinitamente más autoritario que el catolicismo conservador. Todos nosotros sabemos que un cura amigo nuestro nunca va a permitir que bendigan alguna imagen del Gauchito Gil (ahora si, tal vez más,  pero digamos hace diez años no lo hacía o decía «mirá vamos afuera», porque era como vender alguna droga, lo hacía pero le daba un lugar mínimo y estigmatizado) y otra cosa es lo que hace un cura conservador que negocia mucho mejor esas relaciones… Entonces digamos el pentecostalismo tiene menos espacio en La Rioja que en una parroquia  del gran Buenos Aires. Son cosas que yo he visto a través de estudios cualitativos pero que merecen una exploración empírica para ver los desarrollos diferenciales no solo del pentecostalismo sino del pentecostalismo en relación con el catolicismo.

Hay otra exploración empírica a hacer -que tiene que ver con algo en que yo he insistido bastante, que me parece que hay que recoger y hay que hacerlo comparativo, a distintas escalas- que es: el pentecostalismo crece también a partir de las pequeñas iglesias, a partir del hágalo usted mismo y a partir de diversas autoridades pastorales que son incluso las que surgen en el campo de la cultura, como dice Mariela (Mosqueira). Aún, a partir de una situación que yo diría que es genial, que uno escucha muchísimo en el mundo popular que es: “está de pastor”. O sea, esa expresión derrota de antemano todos nuestros supuestos esencialistas acerca de la identidad y  es mucho más situacional y postmoderno que cualquiera de las cosas que a nosotros se nos ocurre en una noche afiebrada de lectura de (Bruno) Latour. Porque los tipos dicen: «está de pastor», no dicen «es pastor», «es evangélico». Bueno eso tiene que ver con la forma de expandirse del pentecostalismo  a partir de esas autoridades parciales, que nosotros no tenemos cuantificado y además siempre seguimos creyendo que las macro-iglesias probablemente sean la mayor parte del pentecostalismo y no necesariamente sea así. En la única medición que yo me ocupé de hacer y que he leído, no es así. El 80% de los pentecostales de un barrio se congregan en «eclesiolas», como dirían los técnicos y en todo caso van a las grandes iglesias pero secundariamente y en otras combinaciones. Esta medición mía puede estar desactualizada, puede ser muy particular, pero hay que ver y pensar mejor este tema.

Ahora voy a lo último y termino. Por esto incluí la cuestión de «estar de pastor»: nosotros hemos estudiado el pentecostalismo sin hacer esas distinciones necesarias entre denominaciones, provincias, divisiones de la experiencia pentecostal, sino haciendo valer siempre la parte por el todo. Con muchos problemas sobre eso. Yo creo que hay otro problema -y aquí corresponde por un lado hacer una actualización teórica- que es que naturalizamos el término «religión». Naturalizamos el término religión, naturalizamos el término «denominación», y de hecho nosotros hablamos de «pentecostalismo» pero los pentecostales no necesariamente hablan de «pentecostalismo». Tenemos los pentecostales híper eruditos que hablan del «post-denominacionalismo», el «isopentecostalismo», hasta los pentecostales digamos menos eruditos que pueden, en un censo en la escuela, decir: «yo soy protestante», en el barrio se dicen «cristianos» y cuando uno les pregunta dicen «pentecostal», y entonces uno repregunta: y «por qué decís que sos pentecostal en un lado y protestante en el otro» y responden: «porque protestante me da más prestigio pero pentecostal es la verdad«. Y yo le digo «pero qué tenes contra los protestantes» y me dicen: «no, esos son medio pecho frio». Bueno, las teologías realmente existentes hacen a la producción de las identidades.  Pero perdón, me dispersé y quiero volver a este punto: el término «religión», el término «denominación», el término «pentecostalismo» tal vez deberían ser puestos un poco en crisis y eso me hace volver al inicio: porque hay agentes cristianos que actúan desde el campo de la cultura produciendo bandas y no sabemos si considerarlo o no parte del pentecostalismo pero si sabemos que es importante y eso es más importante que si es parte del «pentecostalismo» o no.

Y una última cuestión de las mediciones -porque me las salteé- o de las cuestiones cuantitativas es: no tenemos estudios y sería interesante de ver como sedimenta el crecimiento pentecostal -más allá de si se amesetó o no porque todavía no sabemos los ritmos de eso- entonces por ahí el amesetamiento por ahí es la calma que antecede a la tormenta. ¿Qué pasa con la segunda y la tercera generación de pentecostales? Porque en el pentecostalismo yo conozco muchos de segunda generación pero en las iglesias que yo conocí en general eran todos de primera. Pero ¿retienen a la segunda generación? ¿Cómo la retienen? ¿Cómo se transmite eso? Nosotros no sabemos el dispositivo de eso y a todos los métodos que vos propones agregar, Mariela (Mosqueira) yo agregaría las regresiones logísticas.

8DSC08393Híbrido pos-pentecostal

por Hilario Wynarczyk

Norberto Saracco, sostiene que “el pentecostalismo está en crisis y debemos admitirlo. Es una crisis de identidad”[1]. Y agrega:  “la iglesia pentecostal tal como la hemos conocido en el siglo pasado  ha llegado a un límite y en muchos casos tiende a decrecer”[2].

A partir de ahí podría extenderme en muchas cuestiones para la sociología del pentecostalismo en la Argentina. Pero dentro del tiempo disponible seleccioné algunas:

1. Reconfiguraciones de fronteras internas del mapa evangélico

Creo que el conjunto de las iglesias, que analíticamente organizo con el concepto de campo de fuerzas atraviesa un ciclo de colonización cultural del neopentecostalismo hacia el pentecostalismo, y los evangelicales (e inclusive algunos protestantes históricos). ¿Qué sucede exactamente? La pregunta es un tema de investigación.

2. Gravitaciones locales y regionales y tipos de actores colectivos e institucionales

Los datos sobre participación de las federaciones evangélicas e iglesias pentecostales en particular, en materia de ley de culto, política y diálogo inter-religioso, muestran que se encuentra en algo menos que una meseta (pese a la presencia pública de unas individualidades que en definitiva no alcanzaron o no alcanzan mayor gravitación ni representan a las mayorías evangélicas). Pero esta perspectiva surge de estudios en Buenos Aires y Conurbano.

Mi experiencia con el interior argentino me indica que es imprescindible hacer  estudios sobre las organizaciones y vinculaciones de los pentecostales (y otros evangélicos) con la sociedad y el Estado en ciudades del interior y en provincias. Además, enfatizaría considerar como unidades de análisis, a los consejos pastorales y a las direcciones de cultos municipales y provinciales. Como una señal empírica de lo que afirmo mencionaré que el gobierno del Chaco decretó que hoy 16 de mayo es el Día de Pentecostés y los evangélicos gozan de asueto en el Estado provincial.

Mi experiencia me deja pensar que en las iglesias locales, los consejos pastorales y municipios, residen prácticas de consecución de recursos para actividades de servicio alineadas con el  Estado y la política. Y precisamente, un pastor pentecostal me escribe: “La ayuda social hace que se abran puertas en la relación con el gobierno, y hoy en muchas ciudades y provincias, la iglesia evangélica forma parte del protocolo”. El pastor se refiere en forma implícita a consejos pastorales e iglesias, pero estos actores es necesario comprenderlos mejor. Subsecuentemente en algunos contextos la preocupación por la ley de culto y la igualdad religiosa quizás es apaciguada por las alianzas prebendarias.

3. Evangelismo pentecostal

Sería importante estudiar también la persistencia o no de las campañas de evangelismo en su formato de los 80s, u otros formatos. Un pastor me escribe, “aunque no es muy difundido o quizás nada, se continúa evangelizando, ejemplo Carlos Annacondia y sus campañas recorriendo el país, Omar Cabrera y los impactos de fe, en Paraná 102 personas se consagraron, y en una reunión de hombres en Rosario 176”.

También el tema de ministerios específicos como el que existe en el Chaco dedicado a cuestiones de sexualidad, dirigido por ….

4. Organización descentralizada a escala nacional

Argentina Oramos por Voz, con algunos líderes en buenas relaciones con Mons. Bergoglio, impulsa una tendencia a articular a las iglesias evangélicas, y especialmente pentecostales, en áreas regionales que podrían tal vez ser interpretadas como virtuales presbiterios.

Y algo parecido sucede con ACIERA, y su “ACIERA FEDERAL”. Ambos buscan eficacia para ser de influencia social. Todo esto es un aspecto a ser estudiado.

5. Pentecostales y catolicismo

Sería bueno estudiar los conflictos intra-pentecostales por las aproximaciones al catolicismo de parte de algunos. Y el tema de Tecnópolis, donde aparentemente aportes del Estado en el 2015 facilitaron la presencia de Marcos Witt y shows evangélicos en actividades de bandas cristianas de tono rockero con fuerte presencia católica.

6. Demografía y control metodológico

Necesitamos estadísticas de los evangélicos en ciudades y provincias. Y mantener un control metodológico al expresar generalizaciones de estudios, para no incurrir en “falacias de niveles” que surgen de estudiar un caso, extraer conclusiones y proyectarlas al universo de las iglesias. Para evitar estas fallas metodológicas necesitamos situar los casos con criterios muestrales en relación a tres criterios básicos (a) la distribución geográfica de las iglesias, (b) una taxonomía o clasificación que dé cuenta de de las segmentaciones del universo de las iglesias evangélicas, (c) sus diferentes impactos demográficos o de otro carácter.

7. Movilidad social

También sería importante enfocar qué sucede y qué puede suceder en la medida en que ciertos sectores jóvenes pasen por procesos de afluencia social ascendente mediante el estudio, el trabajo y la acumulación familiar de recursos. ¿Seguirán en las mismas congregaciones pentecostales? ¿Irán a otro tipo de iglesias evangélicas? ¿Dejarán las iglesias?

8. «Parapentecostales»

Sería útil acentuar la diferenciación con iglesias como la IURD, que Bernardo Campos, de Lima, Perú, llama isopentecostales, y yo a partir de ahí llamo para-pentecostales, si bien la sociología brasileña (pienso en particular en Ricardo Mariano) los incluye en el neopentecostalismo.

Pienso que hay tres diferencias cruciales (a) la principal, en la sacralización de objetos que portan carismas, (b) en la rígida gobernancia episcopal, y (c) en la nula pertenencia a las federaciones evangélicas. De esto hablo en el libro “Ciudadanos de dos mundos”.

9. Religión y sociedad en un pueblo originario

En el caso de los “qom” de la Provincia del Chaco, históricamente conocidos como tobas, es importante tomar en cuenta las funciones sociológicas latentes del pentecostalismo, como un camino hacia su inserción en esferas de la sociedad civil y el Estado, y el acceso a los servicios sanitarios y educativos del Estado, aunque sin dudas no hayan dejado de ser aún hoy parte de los segmentos más pobres de la Provincia del Chaco. Junto al pentecostalismo ha jugado un papel la Junta Unida de Misiones, JUM, formada por iglesias del polo histórico liberacionista de las iglesias evangélicas, alineadas en la FAIE, CLAI y CMI, que no hacían tarea de evangelismo y proselitismo, limitándose al servicio. Hoy recuerdo los años en que trabajé como sociólogo con la JUM y tomo conciencia (movilizado en estas reflexiones por comentarios que días atrás me expresó el antropólogo César Ceriani hoy nuestro anfitrión en FLACSO) del papel que en ese momento habíamos cumplido al entregarle a los qom la palabra escrita para hablar de su cultura. Como editor trabajé junto al líder pastoral y educativo Orlando Sánchez, él rescató antiguos relatos de su pueblo en su lengua y yo preparé la parte en idioma español y la edición final. Así publicamos en aquellos tiempos un cuadernillo, modesto quizás, que fue obra de Orlando y mi colaboración. La JUM lo publicó y distribuyó[3].

10. Híbrido pos-pentecostal

En síntesis me parece que debemos entender al pentecostalismo (y no solamente a todo el macro sistema evangélico) como un campo de fuerzas, un mundo heterogéneo, híbrido, descentrado, de múltiples actores, conflictos y pugnas atizados por sus relaciones con otros sistemas de las sociedad y en diversos lugares del país. Y por eso, hablamos de campo de fuerzas. 

[1] SARACCO Norberto. 2014. Pentecostalismo argentino. Origen, teología y misión (1909-1990). Buenos Aires: ASIT, Asociación de Seminarios Teológicos del Cono Sur. P. 155. Aunque los comentarios aquí citados son actuales, el libro es una versión breve de la tesis doctoral de N. Saracco 1989, University of Birmingham.

[2] Ídem, p. 156.

[3] SÁNCHEZ Orlando (compilador) & WYNARCZYK Hilario (editor). Togueshic l’aqtaxanaxaq na Qompi (Antiguos relatos tobas). Edición Bilingüe. Buenos Aires y Juan José Castelli, Chaco: Junta Unida de Misiones, JUM. 1987. NOTA: El Estandarte Evangélico, en su edición en papel, publicó durante 16 ediciones mensuales, notas del sociólogo Hilario Wynarczyk sobre los qom, inclusive acerca de una de sus comunidades pentecostales del Conurbano Bonaerense.

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