Por una «epistemología macumbera» y una reivindicación de los saberes subalternizados

Altar en Río de Janeiro

 

Entrevista de Leonardo Nascimento a Luiz Rufino y Luiz Antonio Simas a raíz de su libro «Fogo no mato: a ciência encantada das macumbas«

En el libro «Fogo no mato: a ciência encantada das macumbas » (Mórula Editorial), Luiz Antonio Simas y Luiz Rufino proponen, en un conjunto de ensayos, una interpretación de Brasil a partir del conocimiento acumulado en la macumba y en otros saberes populares. En las palabras de Simas y Rufino, macumbero es una «definición atrevida de carácter político, que subvierte sentidos prejuiciosos atribuidos desde casi todos lados a este término repudiado y admite las impurezas, contradicciones y rasuras  (tachaduras, el acto de borrar y escribir algo corregido encima) como fundantes de una manera encantada de ser y leer el mundo en la ampliación de las gramáticas. El macumbero reconoce la plenitud de la belleza, la sofisticación y la alteridad entre las personas». Para los autores, el Brasil que provoca encanto es el que se comprende como terreiro. «El suelo del terreiro-Brasil es asentamiento, es el lugar donde está plantado el axé, suelo que reverbera vida». A continuación, desarrollan estas ideas.

Al contrario del sentido común y de practicantes de religiosidades afro-amerindias que rechazan el uso del término «macumba», ustedes lo reivindican poética y políticamente. ¿Podrías comentar un poco sobre eso?

Simas: «Macumba» es una expresión que estamos reivindicando fuertemente. Fue una palabra muy despreciada, vista de manera muy negativa. Pero, sorprendentemente, no sólo por aquellos que no tienen ninguna relación con esas religiosidades que yo llamo brasileñas-afro-amerindias. Mucha gente que opera en el campo de esas religiosidades desprecia la expresión «macumba» también. Hay mucha gente que dice «yo soy espiritista, yo no soy macumbero «, «yo soy umbandista, yo no soy macumbero» o «yo soy de candomblé, yo no soy macumbero». Como el libro se propone a pensar en la rasura, a pensar en la sujeira  (en el mejor sentido del término), a pensar en ese no-lugar de tránsito y de tráfico permanente, la expresión «macumba», en ese sentido, es también una expresión provocativa.

(N. del T. : Sobre el concepto de «rasura» (borrar y reescribir encima) señala Luiz Rufino: «La idea de rasura está muy articulada a uno de los conceptos integrantes de la Pedagogía de las Encrucijadas que es el concepto de cruce. La rasura propone una especie de inscripción rebelde, o sea, se (borra y se) inscriben y comunican otros sentidos sobre los que pretendían ser totalitarios. La rasura es una inscripción rebelde, transgresora.» (comunicación al traductor))

Rufino: Hay  un punto en la reivindicación de la «macumba» que es justamente pensar la palabra como fundamento constructor de las materialidades, la palabra como constructora de mundos. Y ahí tienes una dimensión del proyecto colonial que destruye, asesina, aniquila el lenguaje, la palabra. No es por casualidad que desprecian y denuncian la «macumba». No es cualquier palabra. No es una palabra meramente ilustrativa, alegórica. Es una palabra con fundamento constructivo, con fundamento de dinamización del mundo. Para nosotros, la idea de «macumba» no es una mera abstracción: es el fundamento de una práctica existencial.

Luiz Rufino y Luiz Antonio Simas (foto: Walter Alves)

 

En el libro, ustedes proponen una rasura (borrado y reinscripción) de la ciencia occidental moderna a través de una «epistemología de las macumbas». ¿Cuál sería la frontera entre un posible encantamiento de la ciencia por la vía de lo sagrado y un uso meramente fetichista de esos saberes?

Rufino: Estos saberes Otros, esta «ciencia encantada», ponen en cuestión no la ciencia moderna occidental como un saber válido y legítimo, sino cuando se la concibe de manera totalizante, pone en cuestión la arrogancia, la intransigencia con que se plantea ante otras formas de conocimiento que se practican en el mundo. Para nosotros, la gran dificultad es producir un debate político y ontológico en el campo de las existencias. Si uno valida esos saberes Otros, estas gramáticas otras, pero coloca cada una de ellas en un campo específico y diferente, ya sea dentro de la caja identitaria o de la caja subalterna, uno continúa practicando una política de producción de inexistencia. Estos conocimientos existen, son practicados, son actualizados y son dinámicos como todas las otras formas de conocimiento. Una de las identidades políticas del libro es el debate de la pluriversalización del conocimiento. Cuando pensamos en una «ciencia encantada» , no estamos hablando de subversión. No estamos negando la racionalidad moderna occidental y proponiendo una vía subalterna. La dimensión del cruce es precisamente asumir la capacidad de ser polirracional, pluriversal y plurilingüístico. El que es macumbero, quien está en el terreiro cotidianamente inventando la vida, constituye una dimensión de existencia y de interacción con el mundo que es «pluri», que no fue totalizada por el colonialismo.

Simas: El libro no pretende en ningún momento colocar un «saber subalternizado» en el lugar de saberes supuestamente canónicos. Una idea fundadora del libro es la idea de la encrucijada, la idea del cruce, del encuentro. En la encrucijada, los saberes canónicos también están. Entonces, uno está dialogando con los saberes canónicos todo el tiempo. En realidad, lo que nosotros proponemos es la rasura, una contaminación que es absolutamente pertinente al tratar de producción de conocimiento, sobre todo la producción de conocimiento en las Américas, la producción de conocimiento en un espacio de tránsito y reinvención del mundo. Rufino trabaja con Educación y yo con Historia. Yo trabajo con un campo de la historia que está muy vinculado a lo que llamo culturas de la calle, saberes de la calle. Es un campo que involucra las macumbas, el fútbol, ​​el complejo cultural en torno al samba (la culinaria, la moda y toda otra serie de cosas). Si hay algo que me intriga mucho es que en general se parte de una perspectiva de creer que estos saberes son incapaces de producir conceptos para que la gente pueda reflexionar con ellos. Recibo muchas disertaciones y tesis, sobre todo en este universo del samba, de la cultura callejera. Me sorprende cómo el marco teórico varía muy poco. Uno lee uno y es como si ya los hubiera leído todos. Colocan la cuestión de la hegemonía gramsciana, la cuestión de Bakhtin, entra la cuestión de la carnavalización – a mi ver de una forma muy alegórica. Entonces, aunque esa bibliografía parezca muy contundente, lo que parece es que se ha cerrado un modelo, una cápsula epistémica. Nosotros también hablamos de ello, cuando [Walter] Benjamin se encuentra con el Caboclo de la Piedra Preta. No es que el Caboclo le pegue un palazo a Benjamin y lo haga desaparecer. No. Es un diálogo que se establece entre ellos. Desde el punto de vista de la aplicabilidad, lo que nos parece es que hay que reconocer que esos saberes son capaces de producir, dinámicamente, un marco conceptual para que la gente pueda dialogar con ellos, porque la práctica es algo crucial para nosotros. Eso es algo de lo que el libro habla todo el tiempo. La idea de una «ciencia encantada» está inserta en el debate ontológico en relación a la propia noción de lo que es el humano y de esas categorías a través de las cuales Occidente opera como, por ejemplo, naturaleza y cultura. Un miedo que tengo en este trabajo es que la gente crea que la «ciencia encantada» es un mero recurso literario. No es un mero recurso literario.

Santería en João Pessoa, Paraíba

 

¿Cómo sería habitar el mundo desde una perspectiva de las encrucijadas?

 Rufino: Una de las grandes invenciones de este lado del Atlántico, de este terreiro-mundo llamado América, es la capacidad de la ginga (movimiento básico de danza-movimentación-distracción de la capoeira). La gran potencia de la encrucijada es la del camino como posibilidad, un camino pautado en la dimensión de la imprevisibilidad, del inacabamiento y siempre de la posibilidad. La encrucijada tal vez sea la gran astucia y la gran capacidad de vencer la demanda instalada por el proyecto moderno occidental como proyecto totalitario, un proyecto asentado en una obsesión cartesiana y positivista, que no sabe relacionarse de manera alguna con algún tipo de imprevisibilidad. Y es justamente por eso que este proyecto enfatiza las posibilidades de vida y de creación. La encrucijada nos trae todo un manantial político y filosófico para pensar lo que este mundo ya ha producido y lo que todavía tiene en potencia para producir. El gran problema de la racionalidad occidental es guiarse por el exceso de explicación, por el exceso de palabras y conceptos. En el libro, intentamos hacer lo contrario, trabajamos también con enigmas, lanzando amarres, en la ginga y en la dimensión de la palabra enmacumbada. Hay cosas que necesitan ser dichas por lo no dicho.

Simas: Pienso mucho en el concepto de encrucijada dialogando con dos ideas, una de Heidegger y otra del escritor brasilero Guimarães Rosa. La idea del dasein de Heidegger es difícil para traducir. Me gusta mucho la traducción que [Emmanuel] Carneiro León hace de Heidegger cuando dice que el dasein es el «estar-ahí». La encrucijada es el «estar ahí» en el tiempo. Y el dasein dialoga mucho con la idea de la travesía en el libro Grande Sertão de [Guimarães] Rosa, que dialoga mucho con la idea de la encrucijada, que es esperar lo inesperado. El Liso del Sussuarão (zona desértica de Minas Gerais mencionada en el libro) es una encrucijada. Riobaldo no sabe si hizo un pacto o no. Cuando él va a decir «diablo», sólo sale de su boca «sertão», «ser tan». Allí Ríobaldo está en la más absoluta incompletitud. Ríobaldo es el río que desborda, el río que no se sabe exactamente hacia donde va. Hermógenes es la hermenéutica. Diadorim es la diosa del diablo (N del T: personajes del libro de G. Rosa). Grande Sertão es un profundo tratado sobre la encrucijada. Pero en nuestro libro no hablamos sobre el libro Grande Sertão. Fue lo que dijo Rufino antes, nosotros muchas veces jugamos con la idea del amarre. El lugar de lo humano es el de la espera de lo inesperado, de la travesía, del dasein, de la encrucijada. La idea de encrucijada es un concepto fundamental para pensar también la diáspora africana, porque pensamos el Atlántico como una encrucijada. Vivir en la encrucijada, para responder tu pregunta, es un estado de disponibilidad. Un estado de disponibilidad para las pequeñeces de lo cotidiano que suelen ser reveladoras, un estado de disponibilidad en la posición de investigador, de alguien que piensa, que tiene una producción intelectual. La disponibilidad para saber que la práctica puede cambiar radicalmente nuestras perspectivas iniciales, porque el saber necesita ser practicado.

En la solapa introductoria del volumen, el escritor Alberto Mussa se refiere al libro como «hermano del Perspectivismo de Eduardo Viveiros de Castro». Según Viveros de Castro, que teorizó sobre el perspectivismo amerindio junto con Tânia Stolze Lima, el perspectivismo no es un relativismo o una idea de representación, porque las representaciones son propiedades del espíritu. Para los amerindios, el punto de vista estaría en el cuerpo, con las diferencias dándose por la especificidad de los cuerpos. ¿Cuál es el lugar del cuerpo en el trabajo de ustedes?

Rufino: El cuerpo es el lugar primero, no hay separación posible entre racionalidad y cuerpo. Por eso, nosotros añadimos a la máxima cartesiana «pienso, luego existo» otras posibilidades locales: «vibro, luego existo», «incorporo, luego existo», «gingo, luego existo» etc. Nuestros ancianos decían: «palabra no se vuelve atrás». ¿Por qué «palabra no se vuelve atrás»? Porque la palabra es cuerpo. Es el mismo fundamento del río de Heráclito; eso es un fundamento de Preto Velho (N del T: espíritu de la Umbanda). La política de preservación de la diversidad es fundamentalmente una política de protección del cuerpo, el cuerpo en su totalidad, el cuerpo en sus potencias múltiples, el cuerpo en sus contradicciones. Este libro hace una denuncia radical del racismo, porque el racismo es un sistema de destrucción de la vida, de destrucción de los cuerpos. Por eso, los cuerpos no están siendo asesinados por casualidad.

Simas: El cuerpo es el primero que sufre el ataque del colonialismo. Él ataca a partir de la idea de la domesticación del cuerpo como arado. El cuerpo arado es el tallado para y por la lógica del trabajo. Ataca a partir de la idea del cuerpo masculino pensado como un cuerpo para la virilidad. El cuerpo femenino es pensado estrechamiento dentro de la lógica meramente reproductiva. El cuerpo es pensado como un espacio del pecado. El cuerpo subvierte tanto la lógica colonial que se transforma en la única posibilidad que se tiene de una interacción absoluta con lo divino. El tránsito, la idea del trance, sólo puede establecerse a partir de un cuerpo disponible. Cuando nosotros hablamos de la encrucijada como el lugar de la disponibilidad, no es una disponibilidad reflexiva que se manifiesta en el intelecto desvinculado del cuerpo, sino que se manifiesta en el cuerpo disponible para ser lo que él quiera, para ir a donde quiera.  En este sentido nuestro libro es un libro político, porque denuncia la dominación de los cuerpos, la idea del secuestro de los cuerpos por el capital, como un fenómeno de muerte, un fenómeno de aniquilamiento, de destrucción simbólica. Pero no conozco ninguna reflexión teórica que incomode más al colonialismo que un cuerpo que (dance) samba o un cuerpo que baila en el baile funk. Porque el colonialismo sabe trabajar en el campo de lo reflexivo y del debate teórico, metodológico. Pero el colonialismo no sabe lidiar con el baile funk. El colonialismo no sabe lidiar con la pasista (bailarina principal) de samba. El colonialismo no sabe manejar una pernada (golpe desequilibrante con la pierna). El cuerpo es el gran enigma. Y es del cuerpo que el colonialismo recibe la rasteira (zancadilla desequilibrante de la capoeira). Un cuerpo que en el baile funk se disponibiliza para el tránsito es un cuerpo que incomoda mucho más al colonialismo que nuestro propio libro.

Altar en Mercado de São Joaquim, Bahía.

 

En el libro, ustedes hablan bastante sobre producir dobras (dobleces) y rasuras (tachaduras y reescrituras, reinscripciones). ¿Será este el camino para vencer las demandas de nuestro tiempo?

Rufino: Lo que creo que podemos pensar como camino de posibilidad es empezar a mirar los lugares que quizás hasta percibimos, pero que no llegamos a ver bien lo que había en ellos. Si pensamos en lo que hoy se discute como emergencia de un nuevo pensamiento, de un discurso poscolonial o decolonial, no es nada muy diferente de lo que los jongueiros (practicantes de jongo, danza afro de Río de Janeiro) decían en sus puntos cantados, en sus amarres. Estas enunciaciones no son meros discursos, sino la propia existencia. Si estas existencias son posibles, hay una garantía de que otro mundo es posible.

Simas: Hay un aforismo del [cantante] Beto Sem Braço (famoso compositor de sambas) que amo, y que colocamos en nuestro libro, que dice que «lo que espanta a la miseria es la fiesta». La miseria existencial e incluso la miseria cotidiana. Tenemos el baile, y la tía que coloca el churrasquinho y todo lo demás que acompaña (comida, bebida, baile). Te voy a decir una cosa que es muy personal. Por supuesto que tienes la macropolítica, tienes el horror y todo eso. Pero nosotros dos venimos de un lugar que no es el lugar de la centralidad. Nosotros fuimos los primeros cariocas en familias de retirantes (inmigrantes)  nordestinos. Yo crecí en una Bajada Fluminense en la que veíamos de todo. En cierto sentido, creo que los dos tenemos una experiencia de una convivencia cotidiana con un ambiente en el que todo el tiempo las soluciones se encuentran en la precariedad. No es querer romantizar la escasez, que obviamente ni debería existir. Pero la escasez es (el famoso jugador de fútbol) Garrincha sabiendo que él está allí y su marcador está justo delante. La única opción que tiene es ocupar el espacio vacío driblando (amagando). Si no ocupa el espacio vacío, no puede pasar porque el tipo está allí delante. Vivo en un Río de Janeiro que acostumbro decir que es la flor y el cuchillo todo el tiempo y en las mismas manos. Al mismo tiempo que oigo una ametralladora cerca de casa, ando 50 metros más y veo una roda de samba.
Las personas insisten de forma muy increíble en la potencia de la vida, en driblar (amagar y evitar) la muerte todo el tiempo. Nunca fui de nutrir grandes expectativas, pero, al mismo tiempo, soy muy dado a lo que  [Walter] Benjamín hablaba de la historia a contrapelo. Cuando uno está en la desesperación, el recurso que uno tiene es pensar a partir de eso. Yo crecí en un ambiente en el que veía todo el tiempo el relleno del vacío funcionando como forma potente de invención de mundo. Estamos en un momento dramático, creo que estamos en una guerra, hay una guerra en curso. No creo que decir esto sea una exageración. Pero estamos en un momento que necesitamos de dos cosas paradojales: necesitamos la urgencia de quien está en guerra y de la paciencia de quien hace una renda de birlo (tejido de encaje nordestino). Nuestro trabajo en este momento necesita ser el trabajo del guerrero y de la rendeira. En una mano traemos una cimitarra para cortar y en la otra tenemos el cuidado minucioso de saber que estamos tejiendo algo, aunque no sepamos cuándo va a estar listo. Pero eso es lo que tenemos por ahora.

Entrevista realizada por Leonardo Nascimento (periodista y maestrando en antropología en la Universidade Federal do Río de Janeiro) publicada originalmente en portugués en el suplemento Pernambuco.

Los videos de «Pedagogia das Encruzilhadas», de Luiz Rufino, se pueden ver aquí: #1, #2, #3#4#5#6#7

El canal de youtube de Luiz Antonio Simas, aquí

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Luiz Rufino y Luiz Antonio Simas

Luiz Rufino y Luiz Antonio Simas

Luiz Antônio Simas es profesor de historia, y mestre en Historia Social por la Universidade Federal do Rio de Janeiro. Entre varios otros libros, es autor de "Dicionário de História Social do Samba" (2015), con Nei Lopes y de "Coisas Nossas " (2017). Luiz Rufino es pedagogo, Doctor en Educación por la Universidade Estadual do Rio de Janeiro y autor de "Histórias y saberes de jongueiros" (2014).
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