Conservadurismos cristianos contemporáneos

por Breno Martins Campos (PUC Campinas), Felipe de Queiroz Souto (Editora Recriar) y Tiago de Melo Novais (UMESP)

El escenario sociopolítico del siglo XXI ha estado marcado por el avance de movimientos y movilizaciones conservadoras en varias partes del mundo, en especial, con la ocupación de espacios en la política institucional de países en todos los continentes. En Brasil, este contexto también está marcado por el protagonismo de actores cristianos, de los segmentos católicos y evangélicos, con marcas ideológicas y teológicas de los conservadurismos cristianos constituidos a lo largo de la historia contemporánea. Este glosario busca presentar entradas que introduzcan las teologías y movimientos conservadores cristianos que han orientado esas acciones.

Integralismo, Integrismo, Intransigentismo

Movimiento católico – con más de un nombre – nacido entre la segunda mitad del siglo XIX y el inicio del siglo XX, que busca ser una oposición a la Modernidad. En cierta medida, fue una respuesta católica a la Ilustración y a la Revolución Francesa. En 1864, el Papa Pío IX publicó la encíclica Quanta Cura, que condenaba los errores de nuestro tiempo, principalmente, la laicización del poder, que llevaría – como llevó, de hecho – a la propia Iglesia Católica a la pérdida de parte de su influencia y de sus dominios. Así, el integralismo interpreta con sesgo político la Doctrina Social de la Iglesia, y defiende que los principios del catolicismo sean la base de todo sistema legal y político de los Estados civiles, no para la creación de un Estado Católico, sino para la subyugación de todos los Estados al poder de la Iglesia.

Además, se nota que el integralismo es adverso a las motivaciones pluralistas del cristianismo, a la secularización, al liberalismo y al comunismo. En Brasil, el movimiento integralista ganó fuerza con la Acción Integralista Brasileña (AIB), fundada por Plínio Salgado, un nacionalista católico de extrema derecha, que se inspiró en el fascismo italiano para la formación de su movimiento político. Las posiciones integristas también motivaron a Plínio Corrêa de Oliveira en la creación del movimiento Tradición Familia y Propiedad (1960), como se puede ver más abajo, así como a Jackson Figueiredo, para la creación de la asociación de laicos denominada Centro Dom Vital (1922), que propagaba el pensamiento católico conservador autoritario, antiliberal y antisocialista. Con la muerte de Jackson Figueiredo en 1928, el Centro Dom Vital pasó a ser liderado por Alceu de Amoroso Lima. Actualmente, el Centro Dom Vital mantiene sus actividades y administración laica, sus principales actividades se concentran en la promoción de cursos en torno a la fe católica y en la publicación de la revista A Ordem. En una perspectiva aún más conservadora y fuertemente presente en las redes sociales, surgió en 2016 el Centro Dom Bosco que tuvo inspiración en la TFP y en las ideas propagadas por Olavo de Carvalho para la actualización del cristianismo católico tradicionalista en el siglo XXI.

Sobre la terminología, se puede usar integralismo, integrismo e intransigentismo, pues en el contexto católico se refieren al mismo movimiento. Sin embargo, el movimiento posee una amplitud que sobrepasa el contexto eclesial, dado que los términos integralismo e integrismo también son utilizados para designar la política estatal fascista, vehiculada por la AIB en Brasil – que no corresponde, necesariamente, al deseo inicial del intransigentismo europeo.

Fundamentalismo

En el protestantismo conservador, los así llamados errores de nuestro tiempo – por comparación con el caso católico de la encíclica Quanta Cura (de Pío IX) – fueron señalados por el movimiento fundamentalista, cuyo origen se dio en iglesias bautistas y presbiterianas de EE.UU., en el paso de las últimas décadas del siglo XIX a las primeras del siglo XX. El fundamentalismo protestante se caracteriza por la doctrina de la inerrancia o infalibilidad de la Biblia (porque las Escrituras son inspiradas por Dios), por el rechazo de la teología moderna o liberal (y de su lectura metodológica, histórica y crítica de los textos bíblicos), por la rechazo de toda contribución de la ciencia que ponga en jaque los cimientos de las creencias tradicionales (el darwinismo, por ejemplo) y por el intento de exclusión del cristianismo de todas las personas que no estén de acuerdo con los presupuestos y consecuencias del propio fundamentalismo.

Los fundamentalistas originales fueron pródigos en la diseminación de su teología, moralidad y mentalidad, principalmente, por medio de publicaciones. Entre ellas, dos obras alcanzaron mayor relevancia: The Scofield Reference Bible, del pastor Cyrus Ingerson Scofield, publicada en 1909, y los 12 volúmenes de la colección The Fundamentals: A Testimony to the Truth, publicados entre 1910 y 1915. Estas obras no fundaron el movimiento, pero son marcos importantes de su genealogía. La colección The Fundamentals ayudó a nombrar y a difundir el movimiento fundamentalista fuera de sus fronteras más restringidas; la Biblia de Scofield, por su parte, fue la principal responsable de la difusión y popularización del dispensacionalismo premilenarista. Aunque el calificativo fundamentalista ya circulaba, como motivo de orgullo, en conferencias, campañas y campamentos misioneros, desde finales del siglo XIX, el nombre de bautismo – fundamentalismo – fue acuñado en 1920, por un bautista conservador, Curtis Lee Laws, para nombrar a su partido en una disputa dentro de la Convención Bautista del Norte.

Opus Dei

Se trata de una organización católica formada por laicos y clérigos, fundada, en 1928, por Josemaría Escrivá, en Madrid (España). Del latín, Opus Dei significa Obra de Dios, y esa era la comprensión del fundador del movimiento, ya que afirmaba ser el Opus Dei una obra iniciada por el propio Dios, para reunir personas de las más diversas profesiones. Escrivá entendía que la Obra de Dios ocurre en la vida cotidiana de los fieles y tiene por objetivo santificar el mundo por medio del trabajo cotidiano. En la vida personal, la santificación se refiere a prácticas penitenciales.

San Josemaria Escrivá de Balaguer habla ante seguidores en Barcelona (1972)

 

Desde 1982, el Opus Dei es una prelatura personal, lo que significa que en el interior de la Iglesia Católica es considerada una estructura institucional compuesta por prelados, clérigos y laicos. Así, el Opus Dei tiene autonomía y administración propia, actuando como si fuera una diócesis, pero con dimensión global. Sobre su atención política, es importante notar que, aunque Escrivá nunca se pronunció respecto a la dictadura de Francisco Franco en España, es notorio que algunos ministros de los gobiernos franquistas, entre la primera y la segunda mitad del siglo XX, pertenecieron a la prelatura. En 2002, el Papa Juan Pablo II canonizó al fundador del Opus Dei.

Legionarios de Cristo

El foco del trabajo pastoral y educacional de los Legionarios de Cristo – congregación fundada por Marcial Maciel, en 1941, en la Ciudad de México – es la élite católica, y su objetivo principal es la instauración del Reino de Cristo por medio de una formación integral de excelencia. El surgimiento de los Legionarios de Cristo se dio en un momento delicado de la historia política de México y del mundo, ya que quien gobernaba el país era el militar Manuel Ávila Camacho, mientras el contexto de la Segunda Guerra Mundial favorecía los acercamientos políticos y económicos de México con socios como España, gobernada por Francisco Franco. En tal contexto, el arzobispo Luis María Martínez incentivó a los católicos mexicanos a colaborar con el gobierno de Ávila Camacho, que se declaraba católico. Fue por este incentivo que Marcial Maciel creó los Legionarios de Cristo como una congregación contrarrevolucionaria y en defensa de las verdades del catolicismo.

TFP (Tradición Familia y Propiedad)

La Sociedad Brasileña de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad (TFP) fue fundada en São Paulo, en 1960, por laicos católicos, bajo el liderazgo de Plínio Corrêa de Oliveira, en contextos anteriores a la dictadura militar, y ganó fuerza y mayor notoriedad después del golpe civil-militar, así como durante el régimen dictatorial, una vez que se alineaba ideológicamente al conservadurismo de derecha. Constituyéndose como una asociación civil – de acuerdo con su propio documento de institucionalización –, sin fines de lucro y extrapartidaria, los miembros de la TFP estaban insertos en núcleos eclesiales antes de la fundación de la sociedad. Desde la primera mitad del siglo XX, aquellos que vendrían a ser los fundadores de la TFP participaban de la élite católica brasileña y buscaban la recatolización de la sociedad nacional, por medio de la propaganda de la religión, sobre todo por la edición y divulgación de periódicos, revistas y libros.

Miembros de la TFP en Buenos Aires (¿1970s?)

 

De modo general, los objetivos iniciales de la TFP eran moldear la sociedad brasileña de acuerdo con el magisterio de la Iglesia Católica, a fin de estimular la valorización y mantenimiento de la tradición cristiana católica, de la familia tradicional y de la propiedad privada – los tres pilares que representaban la idea de civilización de sus asociados. Del punto de vista teológico, la TFP afirma que el reinado de Cristo está próximo y, por eso, tiene como proyecto glorificar a Dios al hacer el bien y al combatir el mal y la revolución. La influencia de la TFP aún puede encontrarse en los Heraldos del Evangelio, una asociación de vida apostólica fundada, en 1999, por João Scognamiglio Clá Dias, que fue secretario de Plínio Corrêa de Oliveira.

Teología del dominio (Dominionismo)

Nomenclatura popular utilizada para referirse a ideas teológicas sobre el imperativo del dominio por parte de los cristianos en las sociedades contemporáneas. La Teología del dominio tiene dos vertientes principales.

La vertiente reformada o calvinista tiene su origen a partir de los años 1960 y 1970 en EE.UU., siendo elaborada, principalmente, por Rousas John Rushdoony y su yerno, Gary North, y es caracterizada por unir el teonomismo al reconstruccionismo. El primero designa la creencia de que las leyes presentadas en el Antiguo Testamento tienen valor normativo y legal hasta hoy, debiendo ser instituidas en todas las sociedades del mundo con miras a la justicia universal. El segundo es la convicción de que, antes del retorno o segunda venida de Jesús (a decretar el fin de los tiempos), los cristianos deben trabajar para el establecimiento del Reino de Dios en la Tierra, de forma que el control del mundo, perdido en el paraíso del Edén, en virtud del pecado humano, sea progresiva y continuamente reconstituido por principios bíblicos aplicados en el ámbito individual y social.

La vertiente pentecostal tiene origen en visiones proféticas de líderes carismáticos que entienden al fiel como agente de influencia, y habilitado por el Espíritu Santo para actuar en los diversos sectores que forman la sociedad, teniendo en vista el establecimiento del Reino de Dios y el retorno escatológico de Jesús. Algunos proponentes son los pastores y misioneros Peter Wagner, Johnny Enlow, Lance Wallnau, Loren Cunningham y Brill Bright. También conocida como teología de los siete montes o mandato de las siete montañas, el Dominionismo, en su vertente pentecostal, propone que las esferas de la sociedad deben ser sometidas al mandato de Dios a fin de que malignos principados y potestades no impidan la expansión del reino divino en la Tierra. Las siete esferas o siete montes son: educación, familia, religión, negocios, gobierno, artes y medios.

Confesión positiva

Expresión utilizada para designar la teología y la postura religiosas de quien cree en la materialización de deseos y plegarias, por medio de la verbalización de peticiones a Dios. Se origina en la práctica evangélica, especialmente neopentecostal, de proferir palabras según el vocabulario bíblico, a fin de determinar la acción divina para la realización de lo que es declarado con fe. Su principal precursor fue el pastor bautista Essek William Kenyon, que introdujo la confesión positiva en el medio evangélico estadounidense a partir de los años 1940, siendo ampliamente diseminada por los líderes carismáticos Kenneth Hagin y Kenneth Copeland, de los años 1970 en adelante.

La Teología de la confesión positiva explica el mecanismo de la fe, utilizando textos bíblicos dispersos – por ejemplo: Proverbios 6.2; Romanos 10.8-9; Hebreos 11.1 –, que evocan la noción del poder contenido en la confesión declarada por la boca del fiel. El efecto es traer a la existencia aquello que es decretado con palabras, incluyendo la salvación eterna, así como bendiciones materiales, curaciones, señales milagrosas y liberación de adversidades y sufrimientos. La principal proposición teológica de la confesión positiva es que las promesas bíblicas de una vida abundante y próspera para aquellos que sirven a Dios deben ser reclamadas por el fiel, de modo que la declaración verbal anticipe, por la fe, la recepción de la bendición.

Teología de la prosperidad

Conjunto de conceptos teológicos característicos del movimiento neopentecostal, diseminado en los años 1980 y 1990, tanto en EE.UU. como en América Latina, que enfatiza la prosperidad material y el bienestar del creyente como resultados de su dedicación espiritual y de su contribución financiera a la iglesia o al ministerio al que está asociado. Según esa perspectiva, el deseo de Dios es que aquellos que lo sirven sean exitosos y prósperos, no solamente en el campo espiritual, sino, también, en los ámbitos material y financiero. El favor divino, sin embargo, debe ser alcanzado, y no recibido. Por medio de la fe, de la semilla plantada con la donación financiera de diezmos y ofrendas, y de la obediencia a las leyes bíblicas, el fiel es positivamente recompensado por Dios. En contrapartida, el sufrimiento, el mal, la enfermedad y las adversidades de la vida son expresiones de la ausencia de fe y de una insuficiente dedicación a las prácticas que llevan a la prosperidad en la vida terrena y a la garantía de la salvación en el porvenir. Sus principales exponentes internacionales son los pastores Kenneth Hagin, Kenneth Copeland y Benny Hinn, y, en Brasil, Edir Macedo, Valdemiro Santiago y Silas Malafaia.

La Teología de la prosperidad (o evangelio de la prosperidad) es la principal marca que distingue al neopentecostalismo del pentecostalismo clásico. Mientras la vertiente clásica se destaca por el papel prominente de la acción del Espíritu Santo por medio de dones y carismas espirituales dados a los creyentes, la rama neopentecostal interpreta el carisma de Dios bajo el prisma de la ley de la siembra. Esto significa que a medida que el fiel se esfuerza por plantar (con fe, contribución financiera y obediencia moral), verá su esfuerzo multiplicado por Dios en forma de bendiciones, de modo que, al constatar el resultado, el creyente es impelido a continuar su siembra para una constante mejora de vida. Así, la teología de la prosperidad se desvincula de la lógica protestante de la gracia divina y se asemeja a la lógica del mercado (del intercambio y del lucro).

Teología de la retribución

Concepción según la cual el creyente recibe la bendición o el juicio en virtud de su obediencia o desobediencia a la voluntad divina. La premisa central de la Teología de la retribución es que la postura religiosa de cada persona es recompensada por Dios de forma correspondiente y proporcional. Por esa razón, la fidelidad a Dios resulta en beneficio espiritual y material para aquel que obedece la voluntad divina. La principal base bíblica para la noción de retribución está en la literatura legal (jurídica) y sapiencial de la así llamada Biblia Hebrea o Antiguo Testamento (Primer Testamento). En los textos jurídicos, la lógica retributiva aparece en las leyes de Moisés, dadas al Israel antiguo. Ya en la literatura sapiencial, como Proverbios, Salmos y Eclesiastés, esta misma lógica se expresa en consejos para una vida sabia y próspera.

En el contexto neopentecostal, la Teología de la retribución está estrechamente ligada a la Teología de la prosperidad, cuya creencia está asentada en la calidad de la fe y de las acciones individuales frente a la voluntad de Dios, siendo que los resultados pueden ser prosperidad o miseria financiera, salvación o condenación eternas, bendición o castigo aún en esta vida. Retrospectivamente, la Teología de la retribución también se vincula a la noción de ley de la retribución: principio moral del Mundo Antiguo, especialmente del Antiguo Oriente Próximo (que incluye la tradición judía), que buscaba explicar un supuesto orden cósmica, según el cual el bien retorna como beneficio al bienhechor, y el mal resulta en daño al malhechor.

Cristofascismo y Nacionalismo Cristiano

La teóloga alemana Dorothee Sölle acuñó, en los años 1970, el término cristofascismo como categoría de análisis para que la teología identificara el uso del cristianismo por los sistemas políticos totalitarios. Ella se refería a la usurpación del mensaje del cristianismo por la Alemania nazi, inclusive, con la instauración de la Iglesia del Reich – algo que fue denunciado en la época también por Paul Tillich y Dietrich Bonhoeffer. En los estudios decoloniales, el cristofascismo ha sido discutido por el teólogo español, José Tamayo, que ve una nueva alianza de los proyectos políticos nacionalistas de derecha con la extrema derecha religiosa. En Brasil, se destaca el trabajo del sociólogo de la religión Fábio Py, que analiza la apropiación de la teología fundamentalista – y de la prosperidad – por proyectos políticos contemporáneos de extrema derecha (como el que fue conducido en el mandato presidencial de Jair Bolsonaro).

Siguiendo la misma comprensión teológica, el nacionalismo cristiano tiende a alinearse con los proyectos políticos de extrema derecha con aspiraciones autoritarias y totalitarias. Se trata de un movimiento que busca la formación de una mayoría moral (Moral Majority), para establecer un vínculo estrecho entre creencias y símbolos del cristianismo (familia, orden moral) y la identidad nacional (origen, poder bélico y económico) de determinado pueblo o país. Aunque está ampliamente diseminado, el nacionalismo cristiano surgió en EE.UU. en los años 1980. Pastores y políticos, como Jerry Falwell, Paul Weyrich, Pat Robertson (además de otros nombres ligados a la Nueva Derecha estadounidense y al movimiento de mayoría moral) impulsaron el patriotismo creciente, revistiéndolo con el lenguaje teológico conservador con fuerte tono anticomunismo y antisecularismo.

Teología Coaching

Se refiere a ideas que unen técnicas de desarrollo personal (personal coaching, programación neurolingüística, nociones de emprendedurismo) a la espiritualidad evangélica. Con vocabulario motivacional propio de círculos corporativos y empresariales, la Teología Coaching se vale de elementos de la literatura de autoayuda, de conceptos derivados de la psicología positiva y de prácticas de alto rendimiento profesional, proponiendo una espiritualidad volcada a la prosperidad, que resulta del compromiso del fiel con su propio perfeccionamiento. Así, ella absorbe la lógica del emprendedurismo capitalista, que alienta la búsqueda por la productividad y por la recompensa proporcional al esfuerzo dispensado por el creyente. Se asume que el deseo de Dios es el de contribuir para que cada persona alcance el éxito y, por lo tanto, su papel se asemeja al de un facilitador del triunfo.

La Teología Coaching puede verse como un desdoblamiento reciente de la Teología de la Prosperidad. Sin embargo, diferentemente de su precursora, que se esparció por medios analógicos, la Teología Coaching es diseminada por medios digitales, es decir, por la presencia e influencia de sus exponentes en Internet. Está íntimamente relacionada al fenómeno de los pastores mediáticos y líderes evangélicos influencers. Entre los nombres más conocidos del movimiento, se destacan Paulo Vieira, Tiago Brunet y Pablo Marçal.

Este texto fue publicado originalmente en portugués en Nexo Políticas Públicas y en el blog Religião e Poder del ISER.

Breno Martins Campos es Doctor en Ciencias Sociales por la PUC-SP y professor en el posgrado en Ciências da Religião de la PUC-Campinas.
Felipe de Queiroz Souto es Doctor en Ciencia de la Religión por la UFJF y editor en la Editora Recriar.
Tiago de Melo Novais es Mestre en Ciencias de la Religión por la PUC-Campinas y doctorando en Ciencias de la Religión por la UMESP y la Vrije Universiteit (Amsterdam, Holanda).

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Alejandro Frigerio

Alejandro Frigerio

Alejandro Frigerio es Doctor en Antropología por la Universidad de California en Los Ángeles. Anteriormente recibió la Licenciatura en Sociología en la Universidad Católica Argentina. Es Investigador Principal del CONICET.
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