Un Brasil mas plural: una primera mirada sobre los datos de Religión del Censo 2022

por Equipo del ISER  (Instituto de Estudos da Religião, Brasil)

Un Brasil menos católico y más evangélico? ¿Una juventud desapegada de las religiones? ¿Un escenario de afirmación de las religiones de matriz africana? ¿Otras religiosidades ganan más espacio? Estas son algunas de las preguntas que atravesaron la cobertura noticiosa y cientos de publicaciones en redes sociales tan pronto como el equipo del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) hizo públicos, en la mañana del 6 de junio de 2025, los datos sobre religión del Censo Brasil 2022.

El equipo de investigadores del ISER ofrece, en los puntos enumerados a continuación, una primera mirada sobre los datos divulgados por el IBGE e indica, de forma preliminar, las principales tendencias del panorama de las religiones en Brasil en la segunda década del siglo XXI. Ellas, ciertamente, estimulan nuevas investigaciones, estudios y reflexiones.

1. Un Brasil plural desde el punto de vista de las religiones

Los datos del Censo 2022 muestran que el campo religioso en Brasil continúa siendo bastante dinámico: la creciente diversificación y pluralización del panorama de las religiones en el país ya se observaba en los Censos de 2000 y 2010 y se confirma en este.

Desde el Censo de la década de 1950 ya se perfilaba una tendencia de cambio en la hegemonía del Catolicismo en Brasil. En el retrato que permite ver el Censo del país, nuevos actores comenzaron a aparecer en esa década, entre ellos los evangélicos, especialmente pentecostales, pero también otras religiosidades y personas que se declaran sin religión. Este cuadro se fue delineando hasta los años 80, cuando estas transformaciones se intensifican. Brasil sigue siendo mayoritariamente cristiano, pero llama mucho la atención que, en las últimas cuatro décadas, haya ocurrido una caída del 12% en el número de cristianos en Brasil – del 95,6% en 1980 al 83,6% en 2022.

Una mirada atenta a los números divulgados ahora reafirma un país religioso y más plural:

Católicos son el 56,7% – disminución de -12,7 puntos porcentuales (-8,3% en relación a 2010)

Espiritistas son el 1,8% – disminución de -0,3 puntos porcentuales (-14,3% en relación a 2010)

Evangélicos son el 25,9% – aumento de 5,2 puntos porcentuales (+23,9% en relación a 2010)

Religiones de matriz afro (clasificadas como Umbanda y Candomblé, pero hay otras en este grupo) son el 1,00% – aumento de +0,7 puntos porcentuales (+233% en relación a 2010)

Otras religiosidades son el 4,00% – aumento de +1,3 puntos porcentuales (+48% en relación a 2010)

Sin religión son el 9,3% – aumento de +1,4 puntos porcentuales (+17% en relación a 2010)

2. Católicos: entre el declive y la presencia hegemónica

El declive católico, mantenido en los datos del Censo de 2022, se había acentuado en las últimas cuatro décadas. Sin embargo, llama la atención que, por primera vez, hay una pequeña reducción en la tendencia de caída. El Catolicismo aún es la religión mayoritaria en Brasil y en todas las grandes regiones del país, con su mayor concentración en el Nordeste (63,9%), seguido de la Región Sur (62,4%). Entre los estados, Piauí es el más católico (77,4%), mientras que Roraima es el que tiene menos fieles de esta confesión religiosa (37,9%). Los católicos también son mayoría en 4.881 de los 5.570 municipios de Brasil.

En relación al declive católico, es necesario considerar  los cambios sociales: amplia migración del campo a las grandes ciudades desde 1950, cambios generacionales, transformaciones en las formas en que las personas viven lo religioso y practican su fe, y otras dinámicas que ha atravesado el país en las últimas décadas. Es importante marcar que Brasil cambió y las relaciones con la religión y las dinámicas religiosas también.

Para contener el declive, la Iglesia Católica se movió, reaccionó. Ha venido tomando medidas para frenar o desacelerar la “competencia» en el campo religioso, la pérdida de fieles hacia otras religiosidades y de hegemonía. Por ello, se observa un Catolicismo en Brasil que busca modernizar su lenguaje y sus formas de comunicación. Vale reconocer que el Papa Francisco tuvo un papel importante, con su presencia más internacional, su carisma de liderazgo cercano a las personas y la visita a Brasil en 2013, que fue emblemática y motivadora. En ella ocurrió la Jornada Mundial de la Juventud, que marcó un acercamiento de la Iglesia Católica con este grupo etario. Desde el Vaticano también partió la realización del Sínodo de la Amazonía, con énfasis en una región que es la que más viene perdiendo fieles hacia el campo evangélico.

Por otro lado, puede observarse un avance conservador en la política y en otras áreas de la vida pública entre los fieles de este grupo religioso, lo que ha sido objeto de investigaciones promovidas por el ISER.

Aún con el escenario de declive, y con el crecimiento evangélico que se destaca, por la tendencia de los números en esta edición y en los censos anteriores, la Iglesia Católica seguirá como el grupo religioso con el mayor número de adeptos. Podrá mantenerse en esa condición, incluso en declive, mientras el número de evangélicos siga en ampliación. Esto porque los evangélicos hoy tienen menos de la mitad del contingente católico. Es una diferencia muy grande. La Iglesia Católica mantiene un protagonismo en la vida social brasileña, prevaleciendo en el imaginario cultural, en los calendarios litúrgicos y cívicos y en las principales tradiciones nacionales.

3. Evangélicos: entre crecimiento, visibilidad y cifras previamente infladas

Los números del Censo 2022 muestran que uno de cada cuatro habitantes de Brasil es evangélico. Es una consolidación del crecimiento de este grupo, que se intensificó en las últimas cuatro décadas, aunque desde 2010 a un ritmo menor (+6% en 2000, +6,3% en 2010 y +5,2% en 2022). El salto numérico de alrededor del 50%, como había ocurrido entre los años 80 y 90, fue contenido según los últimos tres relevamientos. El ritmo de crecimiento en el último Censo ya indicaba al menos un mantenimiento de ese ritmo.

Según varios comentarios públicos, llamó la atención de periodistas, analistas y del público interesado en el tema que los números del IBGE respecto a los evangélicos quedaran por debajo del 30%. Hubo abordajes previos que incluso indicaban que este grupo religioso superaría al número de católicos. De hecho, es posible reconocer una expectativa exagerada de crecimiento exponencial del segmento evangélico, impulsada por la «sensación» de dominio de este segmento religioso en el espacio público. Sin embargo, los datos no reflejaron esa expectativa. Aunque haya un crecimiento de los evangélicos, este es algo más moderado en relación a los últimos censos.

Es posible evaluar que la fuerte y creciente presencia en la política partidaria, en la cultura, en la sociabilidad y en agendas sociales con mucha visibilidad mediática llamó la atención sobre este grupo religioso en la escena pública. Esto ocurrió por la hegemonía católica naturalizada en la escena nacional y en el imaginario de una “religión natural de Brasil”. Por ello hubo un mayor y más concentrado interés público, mediático y político en el campo evangélico desde el último Censo de 2010.

Los evangélicos, de hecho, crecieron en número (son el 26,9% frente al 21,7% del Censo anterior), están presentes en la política y están ampliamente más presentes en expresiones de cultura – en redes sociales, en la música, en el mercado, en las novelas, en el lenguaje popular. Este es un dato muy relevante, pues cuanto más crecen, más “abrasileñados” se tornan. O, probablemente, hayan crecido más al volverse más inculturados en la realidad brasileña.

Sobre la desaceleración del crecimiento, es posible observar una conjunción de factores. Los evangélicos desde los años 90 son menos monolíticos. También varían las formas de vivir la religiosidad evangélica. Hoy tenemos iglesias autónomas, células independientes, ministerios, “desigrejados”, influenciadores religiosos, grupos de oración en WhatsApp. Más allá de la fragmentación, hay un sinnúmero de formas de vivir una religiosidad evangélica sin necesariamente estar vinculado a una iglesia denominacional.

Al mismo tiempo, aunque el número de templos religiosos haya aumentado —y este es un dato del propio Censo— eso no se tradujo en número de fieles. Una hipótesis es que la ampliación de templos puede no significar una multiplicación del número de fieles, sino apenas una fragmentación, con la apertura de iglesias disidentes. Además, también es importante subrayar la cuestión generacional. Un joven con madre evangélica puede declararse sin religión por no estar asistiendo a su iglesia. Aunque los evangélicos sean más jóvenes que los católicos, hay una gran parte de jóvenes sin religión, como se destacará más adelante.

Las investigaciones cualitativas y la observación empírica muestran algo que necesita ser mejor acompañado y confirmado: el desgaste de un tipo de cristianismo entre los propios evangélicos, con énfasis en la prosperidad financiera. También hay una vinculación menos sólida de los fieles, diferente de la cultura de los movimientos evangelizadores del pasado que llamaban más a una conversión comprometida con las iglesias. Y es necesario considerar la emergencia de una radicalización política, desde el proceso electoral de 2018, con la adhesión de evangélicos a la consolidada derecha cristiana, que agrega personas pero, al mismo tiempo, aleja miembros.

4. Los sin religión: el tercer grupo en el retrato de las religiones en Brasil

El número de personas que se autodeclaran “sin religión” aparece en crecimiento desde algunas ediciones del Censo del IBGE y se vuelve aún mayor en el Censo 2022. El principal cambio ocurrió entre los años 80 y los 2000, cuando los “sin religión” pasaron del 1,5% al 7%. Hoy son el 9,3%.

Los “sin religión” representan un lugar importante del movimiento de diversificación del cuadro religioso brasileño. Según el IBGE, en este grupo están quienes afirman no tener una religión, ateos y agnósticos. Sin embargo, esta identidad no significa que quienes se autodeclaran así no frecuenten una comunidad religiosa o no tengan fe.

Los declarados “sin religión” representan una fracción mayor que todas las religiosidades no cristianas (9,3% frente a 5,0%). En este grupo se destacan los jóvenes (franja entre 15 y 29 años): ellos son el 40,3% de la población sin religión. Esto revela una progresiva disminución en la transferencia generacional de filiación religiosa y una ampliación de la posibilidad de búsqueda y elección personal de la juventud.

Otros factores como la pérdida de hegemonía del catolicismo y el crecimiento de las denominaciones evangélicas y de las religiones de matriz africana constatadas en este Censo, pueden confirmar la vivencia de buena parte de la juventud en familias multirreligiosas, lo que legitima la desvinculación institucional de los jóvenes que se declaran «sin religión» (ya sea para hacer sus propias síntesis personales, ya sea para encontrar, posteriormente, motivación para nuevos vínculos institucionales).

5. El gran crecimiento proporcional de las religiones afrobrasileñas

El alcance del uno por ciento, por primera vez, por parte de las tradiciones de matriz africana en el Censo 2022 (un aumento del 233% en relación al Censo 2010), revela el resultado del movimiento de valorización de este grupo (que en el Censo aparece como Umbanda y Candomblé). Esto se da a partir de la ampliación del debate racial en Brasil. Las tradiciones de matriz africana son tradiciones negras. Estos números, por tanto, reflejan un amplio movimiento de afirmación de esa identidad racial, de valorización de una ancestralidad negra, por un lado, y de movilización política, cultural y comunitaria de liderazgos religiosos y colectivos de terreiro, por otro.

Importa considerar el lugar de las políticas públicas de inclusión racial, como las cuotas, que dan más acceso a personas negras a las universidades, y son un espacio de formación crítica; la obligatoriedad de la enseñanza de la historia y cultura afrobrasileña y africana en el currículo escolar. Todo eso amplió significativamente el debate racial en la sociedad. Como resultado, muchas veces ocurre un proceso de resignificación de la fe, de la pertenencia religiosa y de la identidad étnico-racial.

En esta discusión es necesario tener en cuenta el racismo religioso, que desde el período colonial es un pilar en la sociedad brasileña. En ese sentido, un mayor debate racial ayuda no solo a disipar prejuicios, sino también lleva a las personas a conocer mejor lo que son estas tradiciones de matriz africana.

Paralelamente, también existe el trabajo histórico de los propios religiosos de matriz africana en sus acciones de resistencia, de creación de memoria y de patrimonialización, que ganan nueva visibilidad en tiempos de redes sociales. Todo eso agrega nuevos fieles y colabora para que personas que antes se declaraban católicas o espíritas hoy se autodeclaren afrorreligiosas.

A pesar de ello, es posible que haya una subnotificación considerable de adeptos de las religiones de matriz africana en los datos del Censo. Esta está directamente relacionada con el racismo religioso, que continúa estructurando la sociedad brasileña y sigue en crecimiento.

También es necesario considerar la fluidez y porosidad de las prácticas religiosas en Brasil. Las devociones no encajan, muchas veces, en las categorías rígidas de los formularios censales. La doble pertenencia religiosa, las transiciones y las confluencias son comunes, pero, en ese contexto, las religiones de matriz africana acaban siendo subrepresentadas —tanto por la rigidez metodológica como por las estructuras de prejuicio que aún las rodean.

Todavía no es posible concluir…

Como se indicó en la introducción, estas son las primeras miradas sobre los números publicados. Ellos, ciertamente, provocan nuevas reflexiones. Se destaca en este contexto que la pregunta del IBGE es abierta: “¿Cuál es su religión o culto?”, y se observa, por los números, que la población se siente más libre para declarar cuál es, de hecho, su relación con la religión.

Es una atmósfera social, política y cultural diferente de los períodos anteriores, en los que había restricciones y limitaciones para declarar públicamente afiliaciones que fueran diferentes o contrarias al Catolicismo hegemónico. Es en ese sentido que la pluralidad aflora.

Este texto fue publicado originalmente en portugués en la página web del ISER.

Ver también el blog del ISER: Religião e Poder

Los cuadros provienen de esta nota de la BBC.

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Alejandro Frigerio

Alejandro Frigerio

Alejandro Frigerio es Doctor en Antropología por la Universidad de California en Los Ángeles. Anteriormente recibió la Licenciatura en Sociología en la Universidad Católica Argentina. Es Investigador Principal del CONICET.
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