Eventos de diálogo interreligioso: ¿de la diversidad al pluralismo?

por María Pilar García Bossio (Instituto de Investigaciones de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Católica Argentina/CONICET)

En los últimos años hemos visto proliferar en Argentina expresiones, tanto estatales como religiosas, tendientes a promover en algún nivel el diálogo interreligioso. Si bien existen formas de ecumenismo desde hace tiempo, la incorporación de religiones minoritarias o históricamente estigmatizadas es una novedad de los últimos años. Así se emprenden distintas acciones, desde conferencias y celebraciones de eventos puntuales, a actividades conjuntas en relación a la acción social, que cuando incluyen al Estado revierten en políticas públicas.

Este fenómeno nos permite revisar el estado actual de nuestra diversidad, en relación a la hipótesis planteada por Frigerio y Wynarczyk en su trabajo clásico de 2008, en el que mostraban cómo la diversidad de las creencias no revertía necesariamente en pluralismo, en la medida en que las religiones, en particular el protestantismo y las religiones de matriz africana, se encontraban fuertemente reguladas tanto social como estatalmente, mientras que la Iglesia Católica gozaba de un favoritismo estatal y de cierto consenso social.

En esta nota quiero revisar tres expresiones de encuentros interreligiosos, dos de ellos organizados en el contexto de las celebraciones del día de la Libertad Religiosa, establecido por la ONU el 25 de noviembre de cada año. Veremos así cómo se comprende la diversidad y qué formas toma el diálogo a partir del III Congreso Nacional de Diálogo Interreligioso (que tuvo lugar los días 21 y 22 de octubre), organizado por la Mesa de Diálogo Interreligioso de La Plata y Región Capital Bonaerense, una organización autogestionada; el evento Día de la Libertad Religiosa, organizado por la Dirección General de Entidades y Cultos del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires; y el Encuentro Ecuménico e Interreligioso: “Las Religiones al servicio de la Fraternidad en el Mundo”, organizado por la Conferencia Episcopal Argentina, en el que se unificó la reflexión sobre la Encíclica del Papa Francisco “Fratelli Tutti” y la conmemoración del Día de la Libertad Religiosa. Los tres eventos tienen sus particularidades, y son un buen ejemplo del cambio de perspectiva en nuestra diversidad local, atravesado ese proceso por las exigencias que trajo la pandemia del Covid-19.

La diversidad autogestionada y los acuerdos por la representación

El III Congreso Nacional de Diálogo Interreligioso continúa una serie de eventos iniciados por la Mesa de Diálogo Interreligioso de Tucumán con motivo del Bicentenario de la Nación en 2016. La Mesa de Diálogo Interreligioso de San Juan (autónoma, pero con fuertes relaciones con el Estado provincial) organizó la segunda edición en 2017 y allí se propuso que la Directora de Entidades y Cultos del municipio de La Plata organizara el próximo encuentro, cuando aún no existía una Mesa de Diálogo Interreligioso en la ciudad. Fue ella quien, al terminar sus funciones municipales, inició la Mesa local, con un abanico amplio de religiones con las que había entrado en contacto en su función gubernamental. La idea del Congreso pudo concretarse en 2020 debido a que la pandemia permitió que fuera virtual, ya que el carácter autónomo de la Mesa impedía pensar en un evento presencial porque los costos del mismo eran inabordables para la misma.

De esta forma se inició la preparación del evento, proceso del que fui parte como asesora de la Mesa en temas de relación entre religiones y Estado. Allí inició una negociación amable pero constante sobre los temas a tratar, la duración de las jornadas de trabajo y las funciones de cada integrante de la Mesa, y las religiones que representan, en el evento. Finalmente se decidió que se haría en dos jornadas de no más de dos horas, los días miércoles y jueves por la tarde, y en una fecha que no coincidiera con los calendarios festivos de ninguna de las religiones involucradas. La coordinación general del evento estuvo a cargo del representante del judaísmo (quien forma parte de AMIA La Plata) y la locución de un miembro de ASRAU (Agrupación Social, Cultural y Religiosa Africanista y Umbandista). Fue también un miembro de ASRAU quien articuló con la provincia de Buenos Aires para obtener los permisos para utilizar la plataforma virtual del gobierno provincial para el evento, que se transmitió en directo por YouTube. Gran parte de la difusión y los videos presentados estuvo a cargo de la pastora de la Iglesia Metodista que forma parte de la Mesa.

El primer día inició con unas palabras de bienvenida de la coordinadora de la Mesa, y después expusieron el Rabino Abraham Skorka y Monseñor Víctor Manuel Ferández, Arzobispo de La Plata. La presencia de estos dos oradores fue importante para la Mesa porque se trata de dos personas reconocidas en los espacios ecuménicos e interreligiosos, y muy unidos a la figura del Papa Francisco, quien como veremos es una referencia obligada en todos estos espacios. Luego tuvo lugar un panel sobre Libertad religiosa, coordinado por el representante del Ejército de Salvación en la Mesa, el cual contó con la exposición del presidente de ASRAU, Leonardo Allegue, un expositor invitado de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, el representante del Islam en la Mesa (que forma parte de una expresión del Islam, la Comunidad Ahmadia) y un pastor de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Cerró la jornada un video donde se mostraba el trabajo social que la Mesa realizó en tiempos de pandemia, con donaciones de alimentos a comedores de las comunidades que la componen.

El segundo día inició con un video sobre la historia de las religiones en la ciudad y la región, organizado por el representante de ASRAU en la Mesa, quien es historiador. La mesa temática trató sobre Ecología y religión, y contó con la exposición de un sacerdote católico especialista en el tema, la rabina Silvina Chemen (la menciono particularmente porque estuvo presente en otro de los eventos), una joven de la Iglesia Metodista Argentina especialista en cambio climático, y la representante de la fe Bahá’í en la Mesa, coordinado por el representante del judaísmo.

Cerró el evento la exposición de Verónica Giménez Beliveau como especialista en ciencias sociales y religión. Como veremos este no es el único evento en contar con una exposición académica, pero sí el único donde esta se trata de la mirada de las ciencias sociales sobre lo religioso. La decisión de terminar el encuentro de esta manera estuvo asociada a la necesidad de cerrar el encuentro con una temática que uniera a todas las religiones presentes. Finalmente se reconoció por su trayectoria en el diálogo interreligioso a Jorge Sánchez, director general de Culto de José C. Paz, uno de los directores más antiguos del país; y Graciela Páez Baez, secretaria de la Mesa de San Juan y agente de la Dirección de Cultos de la provincia, perteneciente a la fe Bahá’í. El evento concluyó con un agradecimiento y oración interreligiosa.

La difusión del evento se realizó a través de las redes sociales de la Mesa y de mails personalizados a miembros de las religiones que la conforman, personalidades religiosas y agentes estatales. A un grupo se lo invitó a la plataforma y al resto se le indicó que siguiera la transmisión por YouTube. El hecho de que la Mesa tenga apenas dos años, y que esté por fuera del circuito porteño de la diversidad religiosa hizo que el alcance fuera más federal, y que en términos de agentes estatales contara con la presencia del director de cultos municipal y agentes provinciales.

El tono general del encuentro fue de respeto entre los expositores, quienes pudieron explayarse durante alrededor de diez minutos. Las dos mesas temáticas tuvieron un estilo más propositivo de lo que suelen tener estos espacios interreligiosos, donde en la primera se hizo hincapié en la discriminación en los espacios escolares, y en la necesidad de articular acciones conjuntas, en particular frente al Estado para asegurar los derechos de todas las manifestaciones religiosas; y en la segunda, particularmente Silvia Chemen y Malena Lozada Montanari (metodista) destacaron la necesidad de pasar de las instancias de diálogo a la acción, en relación al cuidado del planeta pero también al trabajo con personas en situaciones de vulnerabilidad.

La gestión estatal de la diversidad

La Dirección General de Entidades y Cultos del gobierno de la ciudad de Buenos Aires existe desde 2003, y hasta fines de 2019 fue Dirección General de Cultos. Cuenta con personal capacitado y progresivamente se ha abierto a la diversidad religiosa asociada a la diversidad cultural. En este sentido hace años que llevan adelante grandes eventos públicos con distintas religiones, como ferias al aire libre, las dos ediciones del Foro Buenos Aires, Ciudad del Encuentro y el Diálogo Interreligioso, y eventos culturales, como las visitas guiadas a los templos de la ciudad, y la Noche de los Templos, entre otras actividades; además de una serie de publicaciones dedicadas a lo interreligioso. Durante la pandemia desplegaron un fuerte trabajo conjunto con distintas religiones, abriendo templos para campañas de vacunación y prevención del Covid-19.

En este contexto era de esperarse un evento para el Día de la Libertad Religiosa. En este caso la modalidad fue de transmisión por Facebook (que tiene como ventaja que contabiliza todas las vistas, las del vivo y las posteriores, actualmente el evento tiene 2400 visitas) del encuentro presencial entre el Director General, quien oficiaba de conductor, y quienes expusieron, en un escenario semejante al de un estudio de televisión, donde se mantenía el distanciamiento social. Un video aéreo de varios templos de la ciudad oficiaba de cortina entre los distintos momentos.

Inició con la presentación y el saludo pregrabado del Secretario General y de Relaciones Internacionales de la Ciudad y del Jefe de Gobierno. En estas tres instancias, como durante todo el encuentro, se resaltó a la Ciudad como modelo de convivencia y diálogo interreligioso, hablándole a los vecinos y vecinas, y a las comunidades de fe. Se fueron intercalando momentos musicales grabados en un evento el año pasado en un Espacio de Diálogo Interreligioso de la Ciudad (pasando las actuaciones de un grupo gospel y de las comunidades Sikh Dharma y Hare Krishna) y se cerró con grabaciones especiales de los coros de la Comunidad Amijai (judaísmo), del Seminario Internacional Teológico Bautista y de Sokka Gakkai. Hubo cuatro bloques temáticos, intercalados por otras acciones que detallaré a continuación.

El primer bloque fue sobre el rol de las nuevas tecnologías en la pandemia en relación a la actividad pastoral y religiosa, con un sacerdote católico y un pastor evangélico, ambos especialistas en temas de comunicación. En medio de la charla se intercalaban imágenes de celebraciones virtuales y de la apertura de los templos con protocolos del judaísmo, el Islam y de distintas celebraciones cristianas. Se mencionaron aquí nuevamente las acciones mancomunadas entre Estado y religiones en el contexto de pandemia.

Luego se presentó un video pregrabado con representantes de un abanico de distintas comunidades religiosas donde se les preguntaba sobre la libertad religiosa y se les invitaba a dejar un mensaje de esperanza. Participaron el Centro Islámico de la República Argentina (CIRA), Construyendo Puentes, el Reino Iemanjá Bomi (afrorreligioso), la Fundación budista Bodhiyana, el Consejo de Pastores de la Ciudad, y por la Iglesia Católica una monja del Instituto del Verbo Encarnado (esto es novedoso en tanto este instituto se caracteriza por ser una forma de catolicismo conservador). En varios comentarios del vivo se destacó la presencia de una comunidad de fe afrorreligiosa, si bien algunos fieles esperaban que tuviera un lugar más central, pero se destacaba su presencia en este tipo de eventos, a los cuales durante mucho tiempo no fueron invitados.

El segundo bloque se trató de Diálogo Interreligioso y Convivencia, con tres oradoras mujeres, las cuales trabajan juntas en acciones conjuntas interreligiosas y a su vez tienen una relación fluida con la Dirección. Se trata de la rabina Silvina Chemen por la comunidad judía Bet El; María Eugenia Crespo, católica, presidenta de la iniciativa Religiones Unidas; y Nancy Falcón, del centro islámico Alba. Las tres hablaron de su trabajo conjunto y la necesidad de construir ciudadanía a partir del diálogo interreligioso; del rol de la mujer en las comunidades de fe y de la necesidad de medir el impacto interreligioso en términos sociológicos en la Ciudad y en el país. Querría destacar aquí que en particular este bloque denotaba una relación fluida entre el representante del Estado y las mujeres líderes en sus espacios religiosos, y que, en este sentido, si bien se marcaron puntos de agenda importantes, el tono fue siempre de cordialidad sobre lo ya hecho (distinto al tono más propositivo sobre lo que hay por hacer que la rabina Silvina Chemen presentó en su exposición en el Congreso de Diálogo Interreligioso). El puente entre este bloque y el siguiente fue un video de RIJBA, la Red Interreligiosa Juvenil de Buenos Aires, que funciona desde 2014 en la Ciudad, con acciones culturales y sociales. Cabe destacar aquí también la presencia importante de distintas comunidades de religiones de matriz afro, como así también del judaísmo, el Islam y de comunidades cristianas.

El tercer bloque estuvo encabezado por una académica, en este caso de la Universidad Católica Argentina, que habló sobre religión y arte e invitó a la presentación de forma online de una obra de teatro al día siguiente. Finalmente, el cuarto bloque estuvo dedicado al Instituto de Diálogo Interreligioso (IDI) y a sus tres Copresidentes: por la Iglesia Católica el padre Marcó; por el Islam Omar Abboud y por el judaísmo el rabino Goldman. Los tres hablaron de la trayectoria del IDI, la necesidad de articular con el Estado y de los aportes del Papa Francisco al diálogo interreligioso, para finalizar con una oración. El encuentro concluyó con unas palabras del Director, agradeciendo al equipo de la Ciudad y a las comunidades participantes.

Como sucede en general con los eventos que organiza la Dirección General de Entidades y Culto de la Ciudad la transmisión contó con una excelente organización y una estética muy cuidada, que da cuenta a su vez de la disponibilidad de recursos. En un evento que duró poco más de dos horas se buscó representar la diversidad religiosa de la ciudad, pero la palabra estuvo en las religiones que tradicionalmente tienen mayor legitimidad e historia en el diálogo con el Estado: el catolicismo, el judaísmo y el Islam, y las iglesias evangélicas como incorporación en particular en relación a la actividad que vienen desarrollando con el Estado los últimos años.

La Iglesia Católica ante nuevas lógicas

Finalmente quisiera detenerme en el evento organizado por la Conferencia Episcopal Argentina, el cual fue el que tuvo mayor representación interreligiosa de los tres, con una extensión en términos de comunidades de fe presentes que creo que es inédito en la historia del país. El encuentro fue convocado con una doble intención: por un lado, hacer una presentación interreligiosa de la última Encíclica del Papa Francisco “Fratelli Tutti”, y por otro celebrar la Libertad Religiosa. Tuvo lugar en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, la cual fue despojada de los bancos en su nave central para dejar un semicírculo de sillas distanciadas donde se encontraban los distintos referentes religiosos. Delante del altar se encontraban dos micrófonos, a los que los oradores se acercaban a decir unas breves palabras y una oración. Si bien el evento fue presencial para los oradores (con algunos de ellos presentes por Zoom), se transmitió por YouTube en vivo para el público, quedando grabado después. Esto no nos permite tener una noción exacta de las vistas durante el streaming, aunque sí sabemos que luego se reprodujo al menos 1200 veces.

Hubo 36 oradores en un transcurso de dos horas, teniendo como puntos centrales en común la importancia de la unidad de las comunidades de fe, respetando las diversidades, en un mundo que de distintas formas genera persecuciones; la necesidad de unir diálogo con acción; la urgencia de articular con el Estado para proteger a las personas desamparadas y defender los derechos de todos (el representante de la Iglesia Anabaptista Menonita hizo una reflexión en este punto en relación a terminar con la exclusión y la violencia contra las mujeres en general y dentro de las comunidades religiosas en particular); los desafíos frente a la pandemia; y el reconocimiento de la Encíclica como un documento para la unidad y el trabajo en pos del bien común.

Dos elementos a destacar son el carácter realmente interreligioso del encuentro, y el hecho de que se fueron sucediendo las distintas comunidades de forma intercalada, sin suponer un orden jerárquico de las religiones, más allá de la apertura del Arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Poli y de Monseñor Ojea, presidente de la CEA como los convocantes del encuentro. Incluso la participación de Guillermo Olivieri, Secretario de Culto de la Nación, no tuvo un lugar de apertura o cierre, si bien fue el último de los oradores presenciales para luego dar lugar a quienes estaban participando a través de Zoom. La CEA elaboró una gacetilla de prensa donde se detallan quienes participaron, pero en líneas generales podemos mencionar a miembros de la Iglesia Católica, de distintas iglesias ortodoxas, del judaísmo, del Islam, de ACIERA, FAIE y otras comunidades protestantes; de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días; de ASRAU, Hare Krishna, Budistas, de espiritualidades indígenas y de la fe Bahá’í; y de organizaciones interreligiosas, como el CALIR, IDI y CAJC. El encuentro finalizó con una oración de fraternidad universal presente en la Encíclica, la cual fue entregada como presente a los asistentes.

Si bien por la cantidad de oradores (hubo solo cuatro oradoras mujeres) y el tiempo estimado del evento la participación de cada expositor fue muy breve, considero que es destacable esta convocatoria realizada por la Iglesia Católica, dada la amplia apertura de la misma y la forma en que se trataron las presentaciones, donde, si bien se habló de política en términos generales, se cuidó mucho no tocar temas controvertidos o donde pudiera haber diferencias significativas entre las religiones, interpelando al Estado en tanto responsable de la convivencia y de las posibilidades de acciones sociales conjuntas (sin referencias partidarias). La presentación de Olivieri dio cuenta también de otro hecho inédito hasta la fecha, que es la firma de una declaración federal por el día de la Libertad Religiosa, donde direcciones provinciales y municipales (no todas, y la mayoría de provincias o localidades gobernadas por el Frente de Todos) se comprometen junto con Nación a trabajar en la defensa de la libertad religiosa y en cooperación conjunta con las religiones presentes en sus jurisdicciones. Cabe destacar que esta declaración federal no está publicada en ninguna de las redes sociales de la Cancillería de la Nación (a la que pertenece la Secretaría de Culto), y que su acceso me fue permitido por la publicación por parte de comunidades religiosas y direcciones de culto en las redes (a partir de cuyas páginas también pude llegar a una publicación de Cancillería informando del documento, pero que no aparece en la página principal de esta).

¿De la diversidad hacia el pluralismo?

Los eventos que hemos relevado nos permiten ver un proceso creciente de vinculación entre las religiones en el país en un contexto donde la regulación social de lo religioso parece generar un manto de sospecha ya no solo sobre ciertas religiones acusadas históricamente de “sectas” sino incluso sobre religiones con una historia de legitimidad duradera como lo fuera la Iglesia Católica. Mientras en los medios de comunicación masivos las religiones son vistas como retrógradas, y en el mejor de los casos como prácticas arcáicas tendientes a ser reemplazadas por otras formas del creer, tanto las religiones entre sí como el Estado parecieran tender a buscar formas de cooperación, muchas de ellas nunca antes vistas.

Podríamos pensar como hipótesis que esto tiene que ver por un lado con un retraimiento de la Iglesia Católica y esa cultura que estaba asociada a lo nacional, y por otro con la necesidad del Estado de mantener fuentes variadas de legitimidad, en una dinámica histórica donde siempre hubo religión donde no había Estado. En este sentido el evento de la CEA pareciera demostrar que la Iglesia Católica ha comprendido que es mejor posicionarse como una primus inter pares, proveyendo un marco para políticas interreligiosas conjuntas, que lanzarse a una batalla solitaria que está perdiendo en varios frentes.

A su vez el Estado reconoce la necesidad de cooperación, y más allá de que las alianzas específicas que se establecen con determinadas religiones, o con determinadas expresiones de esas religiones, tienen algo del pulso de la política partidaria, todos los gobiernos parecen encontrar estos espacios como lugares a ser tenidos en cuenta. Esto queda en evidencia en la medida en que los tres eventos relevados tuvieron participación estatal, y en el caso del Congreso de Diálogo Interreligioso contó incluso con representantes de gobiernos de distinto signo político. Sin embargo, si las direcciones de culto han abierto nuevos caminos de vinculación burocrática con las religiones que se alejan cada vez más del control policial, aún no se modifican las estructuras legales de fondo que generan una regulación diferencial.

Podemos ver también que hay personas que se repiten en estos espacios, por lo que debemos tener cuidado de sobredimensionar el alcance de estas actividades en la sociedad en su conjunto y al interior de las comunidades de fe que estas personas representan. De esta manera, debemos seguir observando qué pasa con estas dinámicas, qué personas circulan y cómo, por cuáles espacios físicos y simbólicos, cómo se construyen redes, quiénes ingresan y quiénes son excluidos (en todos los eventos hay repeticiones pero también faltantes, e incluso algunas comunidades religiosas con fuerte lobby para ingresar en el circuito interreligioso no fueron convocadas a ninguna de estas reuniones).

Considero que estamos lejos de poder llegar al pluralismo religioso del que nos hablaban Figerio y Wynarcyzck, pero claramente en estos años se han ido construyendo nuevos horizontes a ser explorados y nuevos caminos que si bien no sabemos aún a dónde llevarán, ya se han vuelto más anchos e inclusivos de lo han sido alguna vez en nuestra historia local.

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María Pilar García Bossio

María Pilar García Bossio

María Pilar García Bossio es Becaria doctoral del CONICET con sede en el Instituto de Investigaciones de la Facultad de Ciencias Sociales (IICS) de la UCA, Se encuentra realizando el Doctorado en Ciencias Sociales en la UBA e investiga las relaciones entre Estado y religiones en la Provincia de Buenos Aires.
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