La devoción por San La Muerte no hace robar, matar ni esclavizar

DSC00805La devoción más sospechada
Por Alejandro Frigerio (antropólogo, investigador del CONICET)

Pese a su nombre e imagen atemorizantes, San La Muerte no deja de ser tan sólo otro de los integrantes de un santoral popular que incluye al Gauchito Gil, a la Difunta Correa, algo más fugazmente a Gilda y al mismísimo Potro Rodrigo, a San Cayetano, al beato Ceferino Namuncurá y las varias advocaciones de la Virgen María.

DSC00728-001Ocupando sin duda el extremo menos eclesiástico de este espectro es, sin embargo, tan sólo otro ser espiritual potente que puede venir al rescate de sus atribulados fieles. Quienes practican esta devoción, cada vez más extendida en todo nuestro país –crece casi en simbiosis con la del Gauchito Gil, que era su devoto–, no veneran a “la muerte” como algo opuesto a “la vida” sino que, antropomorfizándola, la convierten en “el más justo de los santos”, el que finalmente “se lleva a todos, ricos y pobres”. Según algunos creyentes, “un ángel de Dios” cuya misión en el plan divino es llevarle las almas.

DSC01062-1En las fiestas anuales de sus numerosos santuarios, se ven familias enteras que van a acompañar a su “Santito” y a agradecerle por los favores recibidos. Aunque sin duda tiene devotos entre “los chorros”, también los tiene entre los policías, y entre miles de otros argentinos de distinta extracción social.

Su creencia no promueve ni apaña el delito, apenas acompaña las frecuentemente apabullantes condiciones sociales en que viven miles de nuestros connacionales y los dramas que protagonizan.

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Alejandro Frigerio

Alejandro Frigerio

Alejandro Frigerio es Doctor en Antropología por la Universidad de California en Los Ángeles. Anteriormente recibió la Licenciatura en Sociología en la Universidad Católica Argentina.
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