¿Catolicismo o CatolicismoS? Diversidad en la unicidad

Variaciones de «Cristo crucificado» de Francisco de Zurbarán (ca.1655). De la colección de: Museu Nacional d’Art de Catalunya – MNAC, Barcelona.

 

por Emerson Sena da Silveira (Universidade Federal de Juiz de Fora, Brasil)

Imaginen un universo en expansión: el Cristianismo, una gran familia religiosa -la mayor, con más de 2,1 mil millones de fieles en un mundo de ocho mil millones de habitantes. Su nombre hace referencia al mito fundador, Jesucristo, una figura histórica sobre la cual se construyó un universo religioso debidamente explicado en los cuatro evangelios (concebidos aquí como literatura más que como historia), con muchas galaxias, como el Catolicismo, el Protestantismo, el Pentecostalismo, el Neopentecostalismo, el Anglicanismo, las iglesias coptas, ortodoxas y católicas locales. Dentro de todas estas corrientes, el Catolicismo tiene más de mil millones de seguidores, un poco más del 50% de la familia cristiana. Al lado, otros universos: el Islam, con más de 1,4 mil millones, los no religiosos/ateos, el Budismo, el Hinduismo, el Sintoísmo, el Confucianismo, el Judaísmo y otras religiones, sumando los otros miles de millones de la humanidad.

Orígenes: de lo casi único a lo múltiple

Raíces complejas trazaron una silueta unitaria, el Catolicismo, pero al mismo tiempo plural, creando CatolicismoS. Probablemente, el núcleo es la comunidad cristiana generada por la acción de Pedro, un ex pescador, entre las diversas comunidades cristianas. La de Andrés, otro apóstol, daría origen a la Iglesia Ortodoxa, diversificada en sus tradiciones. La de Marcos, la Iglesia Copta. El nombre griego, transmutado al latín eclesiástico (catholicus), traiciona el deseo de ser universal: katholikós/kata (junto) y holos (todo), reuniendo las múltiples expresiones en un solo haz.

Icono bizantino (s/d, s/a)

 

La palabra surgió en registros escritos en la Iglesia de Roma, debido a la diáspora de cristianos dispersos bajo la dominación romana en el siglo II. Ignacio de Antioquía la mencionó, y el nombre oficial ha etiquetado a este grupo religioso desde el Concilio de Constantinopla en el año 381 D.C. Sin embargo, la semántica siempre es el resultado de la práctica social, cultural e histórica, ya que no hay un sentido natural, permanente o metafísico en ninguna palabra. Si cambia el tiempo, la sociedad, el espacio o la historia, la semántica cambia.

En la arqueología del signo se identifica la expansión de la fe cristiana en el Imperio Romano en torno a algunos ejes: la cena en común, el bautismo (ingreso de nuevos seguidores), portavoces de lo divino y autoridad (sacerdocio, obispo), comunidad, continuadores en el más allá (santos y santas) y la divina madre. El crecimiento difuso, descentralizado y lleno de disputas internas cambió entre la conversión político-religiosa de Constantino (siglo IV) y el reinado de Justiniano (siglo VI), y de esto surgieron cinco grandes patriarcados: Roma, Constantinopla (Estambul), Alejandría, Antioquía y Jerusalén.

Sin embargo, el concepto de autoridad universal-exclusiva se conectaba a la estructura administrativa del Imperio Romano y, debido a ello, la sede imperial –Città eterna– está en el origen del Catolicismo o de los CatolicismoS. Las instituciones y valores romano-latinos impregnaron prácticas y creencias orientales transmigradas que resultaron en el Cristianismo primitivo, nacido en Judea, producto de complejas mezclas.

En un contexto lleno de religiosidades orientales (culto a Mitra, el Sol Invicto) y costumbres etrusco-romanas (Saturnalia), nació el Catolicismo, que creció de manera frondosa. El arte paleocristiano asoció la estética pagana y la figura mitificada de Jesucristo (Mitra-Helios-Orfeo-Jesús). Hubo una «religiofagia» (incorporación por parte de una religión de elementos de otras religiones) de las exterioridades (alteridades) e interioridades (divergencias) en constante acción en el desplazamiento del o los CatolicismoS.

«Calvario» de Jaume Ferrer (ca. 1450). De la colección de: Museu Nacional d’Art de Catalunya – MNAC, Barcelona.

 

Desde las catacumbas hasta el trono pontifical, estas estructuras se mantuvieron en constante expansión por el mundo, con ramificaciones rizomáticas. El o los CatolicismoS nacieron en un estado de tensión entre el centro y las periferias. Teodosio, a través del Edicto de Tesalónica en el año 380 d.C., oficializó el cristianismo, prohibió los cultos greco-romanos y fusionó el poder religioso y civil, una aporía que ha aterrorizado al Cristianismo desde entonces hasta hoy. De esta manera, dondequiera que se extendía, había una referencia dual: al lugar donde se producían intercambios y al centro ordenador, Roma, superpuestos y en mutua referencia.

El Catolicismo construyó su vocación sincrética en la dualidad entre lo singular y lo plural, entre la multiplicidad de expresiones y la unidad político-administrativa del papado, respaldado por una curia y un colegio central. Al hablar del Catolicismo, hablamos de la Iglesia Católica Apostólica Romana. Al hablar del Catolicismo, hablamos de experiencias polifónicas. Todo está relacionado, aunque de manera tensa pero simbiótica, entre el mito y la historia, la fe individual y el poder mediador de lo religioso, en el que también se entrelazan lógicas tensas, cuyo haz pasa por cada parroquia, obispado, papado, laicado, movimiento, conferencia episcopal y catolicismo.

¿Un eje axial o un rizoma, o ambos?

La herencia judía (sagrado absoluto-trascendental), griega (filosofía metafísica platónica) y romana (instituciones político-administrativas centralizadoras) irrigaron esta galaxia. No podemos concebirla sin hacer referencia a cuestiones entrelazadas: el primado del pescador hebreo crucificado en suelo etrusco-romano (según la tradición religiosa); la extensión de lo universal (trono imperial transformado en papal) conjugada con la búsqueda constante del consenso; los sacramentos (bautismo, eucaristía, orden, confesión, entre otros), las prácticas de culto a los santos y las santas, y a la Virgen María, la Sagrada Escritura (Antiguo y Nuevo Testamento).

Es una forma y al mismo tiempo un molde en los que se plasman diversos contenidos. Al molde central se le acoplan seis ritos (latino-romano, que abarca todo, bizantino-alexandrino, armenio, caldeo, antioqueno) y 22 iglesias. Sin embargo, el celibato es común y obligatorio solo en el rito principal. Esta confluencia generó una dinámica única, grupos binómicos ambivalentes e inseparables: cuerpo central, jerárquico-oficial (clero) y miembro sincrético-poroso (laicado); corpus dogmático-restrictivo-formalista y práctica plástica-abarcante-popular-mística; un ardiente deseo de disciplina y un pasado idealizado-rígido, y una apertura generosa-cósmica a la comunión, a lo colectivo-social.

«Cristo agonizante con Toledo al fondo» de Domenikos Theotokopoulos, El Greco (1604 – 1614). De la colección de: Fundación Banco Santander.

 

Los binomios, a su vez, tienen diferenciaciones internas, guiadas por lógicas culturales y geopolíticas. Por eso, el catolicismo romano medieval, el ibérico del siglo XVI, el brasileño popular del siglo XX, el de la liberación de los años 1980 y el «tefepista» (del movimiento Tradição, Família e Propriedade) digital de los años actuales, no son iguales, pero se relacionan, ya sea por oposición o absorción de las formas tradicionales: sacramentos, papado, devoción a los santos o a la Virgen María y misa, se oponen y se complementan en mayor o menor medida, atravesados por «estructuras hechas habitus e historia» (expresión de Pierre Sanchis).

De ahí lo de CatolicismoS, principalmente según los aspectos enfatizados: dogma y jerarquía o adaptación y ortopraxis. Moral o pastoral. Báculo dorado o cayado pastoral. Sandalias rotas o manto de seda. Letra muerta de la ley irascible o espíritu amoroso universal. Inocencio III, Papa de las terribles cruzadas o Francisco de Asís, santo del amor cósmico. Inquisición y hogueras o misericordia sin límites. San Agustín o Tomás de Aquino. Tomás de Torquemada o Giordano Bruno. San Martín de Lima o San Gregorio Magno. Frei Bartolomeu de Las Casas (defensor de los indígenas) o Sepúlveda (exterminador de los pueblos originarios). Dom Aldo Pagotto o D. Pedro Casaldáliga y Oscar Romero. Padre Paulo Ricardo o padre Julio Lancelotti. Eros Biondini (diputado federal) o Hermana Dorothy. Grupos como el Centro Don Bosco, reaccionario-persecutorio, o Católicas por el Derecho a Decidir, feminista-dialogal. Documentos como Pacem in Terris, Rerum Novarum, Laudato Si, Fratelli Tutti o Syllabus Errorum, Quanta Cura, Divinis Redemptoris, el Concilio Vaticano I o el Vaticano II. Misa tridentina o misa Paulo VI e inculturada. En algunos pares de oposición, podemos añadir «y» o «o». Es decir, hay matices, medias tintas y sobretonos en estos binomios.

Hablamos, entonces, de CatolicismoS: romano, carismático, conservador, de la liberación, progresista, carismático-pentecostal, liberal, feminista, reaccionario, santoral, popular, pero también africano, del norte, del centro o latinoamericanos, amazónico, pernambucano, carioca o mineiro, europeo, asiático, urbano, rural, mediático, ecuménico y sus divisiones y vertientes internas, desplegándose en el tiempo y el espacio. El liberal alemán o el rígido polaco, por ejemplo.

“Cristo de San Juan de la Cruz” de Salvador Dalí (1951). De la colección de: Museo Kelvingrove, Glasgow, Escocia.

 

Todos ellos interactúan (en oposición y/o complementariedad) entre sí y con los cambios socioeconómicos, culturales y políticos, los medios de comunicación y las redes digitales, en una tensión entre el pasado acumulado y atávico, lleno de resentimiento ascético, miedo y culpa, y el presente abierto, plural, lleno de terribles crisis, dolor y deseos de igualdad social, paz, alegría y misericordia. Sin embargo, también hay un pasado de riquezas ocultas: la Patrística («el infierno está vacío»); las santas herejías (Amaury de Bène, «Si Jesús murió y saldó la deuda original, ya no hay más deudas, hay libertad»); mujeres (Hildegarda de Bingen, monja, compositora, teóloga, naturalista) y científicos (Gregor Mendel, Teilhard de Chardin).

Qvo vadis Cathólicós? 

Roma, la parroquia más distante y el dispositivo celular del laico se encuentran en encrucijadas: destrucción galopante del medio ambiente (y en particular la Amazonía), exterminio de los pueblos originarios, hambre, pobreza, violencia, migraciones forzadas, sindemias (enfermedades biopolíticas), reaccionario fascismo conductual, pérdida acelerada de fieles, abusos sexuales, redes digitales, multiplicidad de modelos familiares, sexuales y de género, y aún más, pero sin intención de completar la lista, la crisis neoliberal-capitalista. La humilde barca del pescador oscila entre las aguas dogmáticas del negacionismo y la pseudociencia, el clericalismo patológico y el pánico moral infundado, la moral cerrada y histérica, el narcisismo, lo anti-intelectual y lo anti-dialogal, y las aguas abiertas de la sed universal de justicia y pan, dignidad, amor cósmico sin límites. ¿Dónde atracará? ¡Quién podrá decirlo!

Este texto fue publicado originalmente en portugués en el sitio web Religião e Poder del ISER.

Indicaciones de lectura:

CALDEIRA, Rodrigo C.; Da Silveira, Emerson J. Sena. Catholic Church and Conservative-Traditionalist Groups: the Struggle for the Monopoly of Brazilian Catholicism in Contemporary Times. International Journal of Latin American Religions, v. 5, p. 1-27, 2021

CALDEIRA, Rodrigo C; RODRIGUES, C. ; PEIXOTO, R. A.; ZANOTTO, Gizele. Política e Cultura no Catolicismo Contemporâneo. Porto Alegre: Editora Fi, 2018.

CAMARGO, Candido Procópio F. de. Católicos, protestantes, espíritas. Petrópolis, Vozes, 1973.

CAMURÇA, Marcelo Ayres. Cosmologia e estrutura de longo curso do catolicismo na dinâmica da modernidade. Horizonte: Revista de Estudos de Teologia e Ciências da Religião (Online), v. 09, p. 746-762, 2011.

CAMURÇA, Marcelo A.; BRUM, Asher ; SILVEIRA, Emerson. J. S. . Todos os caminhos levam a Roma e a Casa Branca. Ciencias Sociales Y Religión / Ciências Sociais E Religião, v. 23, p.01-25, 2021.

JOHNSON, Todd M.; ZURLO, Gina A. World Christian Encyclopedia Online. Leiden (The Netherlands): Brill Publishing House, 2022.

MEYENDORFF, John Rome, Constantinople, Moscow: Historical and Theological Studies. Crestwood, NY: St., 1996.

SANCHIS, Pierre. Catolicismo, modernidade e tradição. São Paulo: Ed. Loyola, 1992.

SANCHIS, Pierre. Uma identidade católica?. Comunicações do Iser, Rio de Janeiro, v. 22, p. 5-16, 1986.

SANCHIS, Pierre. A caminhada ritual. Religião & Sociedade, Rio de Janeiro, v. 9, p. 15-26, 1983.

SILVEIRA, Emerson J. S.. Catolicismo, Mídia e Consumo: experiências e reflexões. 1. ed. São Paulo: Fonte Editorial, 2014.

ONFRAY, Michel. Contra História da Filosofia. Volume 2, O cristianismo hedonista. São Paulo: WMF Martins Fontes, 2008.

Fuentes electrónicas consultadas:

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Emerson Sena da Silveira

Emerson Sena da Silveira

Emerson Sena da Silveira es sociólogo, Doctor en Ciencias de la Religión y profesor del Programa de Pós-Graduação em Ciência da Religião de la Universidade Federal de Juiz de Fora (Minas Gerais, Brasil)
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