Introducción por Ana Lourdes Suárez (trecho) -Fotos: Cecilia Galera
Las villas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) conforman un territorio urbano de una gran diversidad y riqueza cultural. Cualquiera que haga un recorrido rápido por los barrios precarios de la ciudad advierte la cantidad y variedad de expresiones “religiosas” que los atraviesan. Fiestas, procesiones, celebraciones varias, acompañan la vida cotidiana a lo largo del año. A su vez, la dinámica y el ciclo religioso se cristalizan en lugares de culto y en marcas religiosas que surcan el espacio público: imágenes de la Virgen en sus diversas advocaciones –Luján, Caacupé, Copacabana, Urkupiña, Guadalupe, etc.–, cruces e inscripciones que indican la presencia de capillas cristianas –católicas o evangélicas–, pequeños “santuarios” de santos –Cayetano, Expedito, etc.– que se entrecruzan con íconos populares de santidad como el Gauchito Gil, la Difunta Correa, San La Muerte, etc.
Celebraciones y marcas, en síntesis, que hablan de una religiosidad viva y presente en la vida cotidiana de las personas en estos barrios. Este libro se sumerge en ese territorio de la ciudad poniendo foco en las creencias, vivencias y prácticas religiosas de sus habitantes. Los interrogantes que dieron origen al proyecto fueron: ¿Cuáles son las diversas manifestaciones de lo religioso en las villas de CABA? ¿Cómo se expresa la diversidad religiosa en este territorio? Se trata de dos preguntas muy amplias. Abordarlas con seriedad implica considerar diversas dimensiones. Enumeramos las que consideramos más relevantes en nuestro proyecto: 1) la diversidad de creencias, devociones y prácticas de los habitantes; 2) los lugares de culto y las marcas religiosas en el espacio público y su apropiación por los residentes; 3) la actividad “misionera” que llega al territorio y acompaña a los habitantes, y 4) la presencia y la labor de “agentes” religiosos (sacerdotes, religiosos y religiosas, pastoras y pastores, etc.) que trabajan en el territorio y sus múltiples articulaciones con redes religiosas, sociales y públicas. Estos cuatro aspectos se vinculan entre sí, pero pueden ser abordados en forma independiente. En este libro presentamos, en síntesis, los resultados de uno de los aspectos de la presencia religiosa en las villas de caba: las creencias, devociones y vivencias de sus residentes. El estudio se podría englobar dentro del área que las ciencias sociales de la religión de nuestra región identifican como religiosidad popular; concepto complejo, con múltiples connotaciones, que nos lleva a ser cautos en su uso.
La gente acude a lo religioso para encontrar sentidos profundos a sus vidas, a sus problemas, a sus dolores y alegrías. La dimensión religiosa es fundamental en la formulación de creencias espirituales y morales, que se traducen en relaciones sociales que afectan la vida de las personas. Las diversas tradiciones religiosas son fuerzas vivas que proyectan ideales sociales, morales e intelectuales que sostienen las esperanzas y aspiraciones de las personas (Deneulin y Bano, 2009). Estas tradiciones religiosas que, como todas las tradiciones culturales, son dinámicas y heterogéneas, son dadoras de “agencia” (agency)(…) y de alguna manera sostienen y defienden una cierta idea de justicia (Nussbaum, 2002). Cabe así cuestionar el supuesto del discurso cotidiano que asume que la religión es un asunto privado (especialmente en los países de tradición cristiana). Las religiones hacen parte de la esfera pública porque todas ellas tienen una preocupación ético-política.
En resumen, la religión es, a menudo, una parte significativa de la vida de las personas, que impregna lo que valoran, lo que son y lo que hacen. La religión tiene en la teoría de las capacidades un rol público y funcional, en el sentido que ella, en virtud de su impacto en la vida de las personas, adquiere relevancia al poder convertirse en una aliada de las capacidades. Sin embargo, claro está, no se halla nunca inmune al poder y está siempre enmarcada en la estructura social y económica. La perspectiva del abordaje de las capacidades sobre el rol de la religión en las sociedades tiene afinidades con lecturas que valoran la religiosidad de los sectores populares como hacedora de cultura desde procesos históricos concretos.
La religiosidad popular, desde nuestra perspectiva, expresa la forma en que los sectores sociales más marginados creen en la trascendencia y la buscan. El posicionamiento en la estructura social suele ser una de las aproximaciones al uso del término “religiosidad popular”. Hay otras dos: Una que la refiere al tipo y grado de vínculo con lo religioso en cuanto espacio(s) socialmente instituido(s). La segunda resalta “otra lógica” en términos culturales y simbólicos que la religiosidad popular evidencia. Esta última se sitúa en los intersticios entre el dogma y la exploración de nuevas vías de experimentación de lo sagrado, en un constante proceso de negociación y cambio. Así, si bien la religiosidad popular tiende a florecer con cierta independencia de las instituciones religiosas tradicionales, más bien se desarrolla de modo transversal a ellas, conformando un “entremedio” (de la Torre, 2012) que suele permitir la actualización de diversas prácticas y creencias tradicionales, habitualmente reinterpretadas en un nuevo contexto. Dado que la cultura popular es algo dinámico, se moldea, entre otras dimensiones, por las diversas formas de entender cómo lo sagrado, lo trascendente, interviene en la historia. Así, el cruce entre cultura popular –de la que las expresiones religiosas son una manifestación– y proceso histórico permite captar los cauces por donde discurre la búsqueda de transformación en los sectores populares.
Luego de esta breve aproximación conceptual a la religiosidad de los sectores populares, volvamos a nuestro objeto de estudio: las creencias, devociones, pertenencias y prácticas religiosas de los habitantes de las villas de caba, mayores de diecisiete años.
Con el equipo de investigación acordamos el diseño de una metodología que nos permitiera efectuar generalizaciones. Tres acciones fueron clave: 1) calcular una muestra representativa de las aproximadamente 170.000 personas residentes en las quince villas de la ciudad; 2) diseñar una estrategia para localizar a las personas seleccionadas en la muestra, y 3) diseñar un cuestionario acorde a la riqueza y complejidad de nuestro objeto de estudio. Pensamos que los más idóneas para contactar a esas personas y efectuarles la encuesta serían residentes de los barrios con quienes trabajaríamos en forma conjunta. En un tercio el contacto fue a través de sacerdotes que actualmente viven y trabajan en alguna villa. Otro tercio fue a través de escuelas de la zona, sus directivos nos facilitaron el contacto con estudiantes avanzados, maestros y empleados de sus establecimientos, residentes de las villas. Finalmente, otros seis encuestadores fueron contactados por nosotros, investigadores del equipo. Afrontamos el trabajo a sabiendas de que la metodología escogida, en el estadio de desarrollo de este tipo de estudios en la Argentina, nos exige ser muy cautos. Somos conscientes de que describir la diversidad religiosa en las villas de CABA supone una serie de limitaciones que resumimos en dos:
1) la cuestión diacrónica: la carencia de datos del pasado dificulta la comparabilidad con períodos anteriores de manera de comprender la dinámica de la realidad religiosa y los procesos de largo aliento, y 2) los indicadores incluidos en los relevamientos y sus limitaciones para aproximarse a los aspectos que dan cuenta de la variedad y complejidad de lo religioso. Son relevantes una variedad de factores: creencia, práctica, pertenencia, afiliación, iniciación ritual, conocimiento doctrinal, afinidad cultural, sentido moral, valores, percepción externa, entre otros. El equipo de investigación del que surge este libro está conformado por Ana Lourdes Suárez (directora), Juan Martín López Fidanza, Javier Barra, María Cecilia Galera, Isabel Gatti, Luz Lecour y Agustín Grizzuti.
El libro se estructura en nueve capítulos y un apéndice metodológico. El capítulo inicial se centra en las villas de CABA. Busca darle contexto al campo religioso actual en las villas de la ciudad ahondando en aspectos históricos, sociodemográficos, culturales y religiosos de estos territorios. El capítulo “El campo religioso en las villas en el contexto de otros territorios de la Argentina” compara los resultados de nuestro trabajo con los de poblaciones de otros territorios del país, específicamente con tres: los habitantes del resto del total de caba, los de las villas del país y la población total de la Argentina. El capítulo “Diversidad de creencias” se adentra en las creencias religiosas de la población en las villas. Juan Martín López Fidanza analiza la creencia en Dios y las representaciones que se tienen de esta figura central de la cosmología religiosa cristiana recurriendo a las palabras que los encuestados asocian con Él. El capítulo “Variedad de prácticas religiosas, devociones y ritos” focaliza en las prácticas religiosas, o sea en las diversas formas en que las personas mantienen activas sus creencias; los rituales por los que sus devociones y vivencias religiosas se conservan, alimentan y significan.
En el capítulo “Algo nuevo: prácticas emergentes en el territorio, por «otros medios»” Isabel Gatti analiza el vínculo entre diversos medios y tecnologías de comunicación en relación con lo religioso. El capítulo “Pluralidad de adscripciones. Pertenencias religiosas móviles” focaliza en la afiliación religiosa de la población. En los capítulos “Diversidad de creencias”, “Variedad de prácticas, devociones y ritos”, “Algo nuevo: prácticas emergentes en el territorio, por «otros medios»” y “Pluralidad de adscripciones. Pertenencias religiosas móviles” analizamos las especificidades que introducen cuatro aspectos sociodemográficos: el sexo, la edad, el nivel de instrucción y la situación migratoria. En el capítulo “La figura del papa Francisco: qué le piden los habitantes de las villas”, junto con Javier Barra nos adentramos en el vínculo de la población con el papa Francisco. En el capítulo “Perfiles de creyentes”, junto con Juan Martín López Fidanza, reconstruimos los perfiles de creyentes según afiliación religiosa. Nos centramos así en los católicos, los evangélicos, los paracristianos (adventistas, testigos de Jehová y mormones) y en los que declaran no tener religión alguna, mirando al interior de estos grupos las heterogeneidades, su diversidad y convergencia.
En el último capítulo, tornamos la mirada a cada uno de los aglomerados de villas. Destacamos sus especificidades y sus “perfiles” sociorreligiosos. Tornar la mirada hacia los territorios específicos –de los cuales estamos indagando en este libro una de sus facetas: la “religiosidad” de su población– nos ubica en una de las categorías centrales que recorre todo el trabajo. Nos referimos a la categoría de territorio. Las villas de CABA son un espacio apropiado, trazado, recorrido y vivido por personas. Llevan inscripta simbólicamente la identidad de sus habitantes que lo consideran propio y lo construyen y recrean en sus vidas cotidianas; otorgan identidad y reconocimiento. Los invitamos a seguir adelante con la lectura del libro, entrando así a un aspecto vivaz, dinámico y diverso de las villas de la ciudad de Buenos Aires.
El texto es parte de la introducción al libro «Creer en las villas: Prácticas religiosas en los barrios precarios de la Ciudad de Buenos Aires». Ana Lourdes Suárez (directora). Buenos Aires: Biblos. 2015
Hola me parece muy interesante quisiera saber donde puedo conseguir el libro muchas gracias