Tres nuevos libros sobre religión

Creer en las Villas-horzEl multifacético dios de los pueblos por Inés Hayes (publicado originalmente en la revista Ñ)
Tres libros recientes abordan por un lado, la religiosidad en las villas y, por el otro, los complejos vínculos entre religión, política y sexualidad.

Creer en las VillasQué ha cambiado en la concepción actual de la religión, se pregunta Renée de la Torre, especialista en diversidad religiosa de México en el prólogo al libro Creer en las villas, devociones y prácticas religiosas en los barrios precarios de la Ciudad de Bue-nos Aires (Biblos), dirigido por Ana Lourdes Suárez. Su respuesta es más que elocuente: «Lo que ha cambiado es la descentralización del catolicismo bajo el modelo parroquial. Y esto no es cualquier cosa: constituyó un régimen de ordenamiento religioso territorial que en nuestro continente duró más de quinientos años. La parroquia estuvo pensada desde el Medioevo para regular, desde un modelo de religión institucional jerárquico, la actividad de una comunidad de creyentes (homogéneamente católica) circunscripta en un territorio». Creer en las villas… recorre los barrios precarios de la Ciudad de Buenos Aires (Villa 21-24 de Barracas, 31 de Retiro, 1- 11-14 del Bajo Flores, el aglomerado de Soldati y el de Lugano) y se sumerge en las creencias más profundas de sus habitantes: «Ya no es válido hablar de religión: necesitamos, ante todo, hablar de religiosidades múltiples y diversas», dice De la Torre en el prólogo. Y es que en las barriadas populares no sólo hay imágenes de vírgenes católicas, de Cristo y de santos sino también santuarios que enaltecen figuras como las del Gauchito Gil, San La Muerte o la Difunta Correa. En los pasillos que serpentean las casas, en su gran mayoría sin cloacas ni agua potable, lo sagrado adquiere otra dimensión: son esas mismas figuras humanas, inmortalizadas por el pueblo, las que personifican la justicia y la igualdad. En palabras de De la Torre: «Pareciera que el milagro es el gran relevo de las promesas no cumplidas por la modernidad, que no ha podido instalar las vías institucionalizadas para acceder a los servicios, para curar las enfermedades, para proteger a los pobladores, para establecer justicia o para crear accesos igualitarios a ciertos beneficios que se suponen son ciudadanos». Según el relevamiento llevado a cabo por el equipo de investigación dirigido por Ana Lourdes Suárez, cuatro de cada diez personas en las villas de la Ciudad de Buenos Aires afirmaron que habían hecho alguna promesa religiosa; y casi la mitad manifestó haberla hecho a la Virgen, a un santo o a Cristo. El 82% de la población encuestada afirmó ser devota. Las dos vírgenes que más se mencionaron en las encuestas fueron la de Caacupé (de la cultura paraguaya), la de Luján (patrona de Argentina) y en tercer lugar las vírgenes de Guadalupe (patrona de América) y la de Fátima, seguidas por las de Copacabana y Urkupiña (ambas de la cultura boliviana). Más de la mitad de quienes viven en estos barrios tienen un altar en su casa. Y en relación con la confianza en las instituciones, las dos que lideran la lista, con porcentajes mayores al 80%, son la Iglesia Católica y la parroquia del barrio. Gendarmería y Cáritas las siguen con porcentajes de entre el 70 y el 80%. Luego siguen las organizaciones sociales y la Policía, que concentran entre el 50 y el 60% de la confianza. En cuanto a los actores sociales, los médicos son las personas en quienes más se confía (92,2%), los maestros y el Papa Francisco los siguen con el 85%, mientras que los sacerdotes concentran el 76%, los vecinos el 52% y los pastores evangélicos el 34%. «La gente acude a lo religioso para encontrar sentidos profundos a sus vidas, a sus problemas, a sus dolores y alegrías. En la religión, entre otros aspectos, encuentran respuestas que la ciencia y la técnica no pueden dar, hallan sentido frente a las injusticias, encuentran bases morales sobre las que juzgar los actos propios y de los demás. La dimensión religiosa es fundamental en la formulación de creencias espirituales y morales, que a su vez se traducen en relaciones sociales que afectan la vida de las personas», sostiene Lourdes Suárez. Creer en las villas… deja claro que el sentido que profesan los habitantes de estos barrios de la ciudad de Buenos Aires no tiene que ver con el subyugo de la dominación ni, por el contrario, con el sentimiento de liberación, sino con el sentido convertido en disyuntiva, que hace padecer pero también actuar para encontrar soluciones a las diferentes problemáticas de la vida diaria.

Renold BiblosEl vínculo entre religión y política es tan antiguo como la propia humanidad. En Religión: estudios antropológicos sobre sus problemáticas, editado por Juan Mauricio Renold (Biblos), Nicolás Panotto identifica una relación de doble vía: «lo religioso (con sus discursos teológicos, sus actores y sus estructuras institucionales) interpela lo político, actuando como instancia hermenéutica en diversos niveles: reapropiándose de sentidos y prácticas sociales (como gobierno, política, ciudadanía, derechos, militancia, Estado, nación, etc.), determinando la acción de los diversos actores sociales (especialmente a través del lugar de las comunidades eclesiales y las organizaciones civiles religiosas)». Pero lo político, dice Panotto, también influye en lo religioso porque interviene en la construcción de sentido, por ejemplo, cuando agentes sociales toman elementos del campo religioso para legitimar cosmovisiones políticas. Además, regula sus prácticas ya que el Estado y el campo judicial son instancias de legitimación y de control de la diversidad de creencias. Por otro lado, a través de las diversas maneras en que los sujetos (individuos o instituciones) se reapropian de lo religioso para la construcción de sus discursos y prácticas cotidianas.

Esquivel VaggioneEn este sentido, Juan Marco Vaggione y Juan Cruz Esquivel en Permeabilídades activas, religión, política y sexualidad en la Argentina democrática (Biblos), exponen el debate que se abre entre las concepciones religiosas de la vida y las políticas públicas sobre derechos sexuales y reproductivos. «En Latinoamérica, si bien la tensión y la complejidad de las relaciones entre políticas, religiones y sexualidad atraviesan la historia institucional de los países, el ingreso de los derechos sexuales y reproductivos a las agendas públicas inicia una etapa diferente. La ideología que sustenta estos derechos, producto en gran medida de los movimientos feministas y por la diversidad sexual, confronta de forma directa con la herencia religiosa en la cultura así como las múltiples influencias políticas de las distintas jerarquías religiosas.» Dicen los autores que los cambios en las formas de regular el orden sexual respecto de temáticas como la educación, la contracepción, el aborto, la identidad de género o los derechos de personas gays y lesbianas visibilizan y reactivan las complejas interacciones entre la religión y la política. Así, afirman los doctores en sociología e investigadores del Conicet, la politización de la sexualidad y la reproducción ha implicado, en general, una reactivación de algunos actores religiosos en defensa pública de sus sistemas de creencias. «Si, por un lado, los movimientos feministas y por la diversidad sexual buscan desinstitucionalizar los marcos legales y las políticas públicas para permitir una inscripción más pluralista de la sexualidad, los sectores más intransigentes de las diversas religiones han considerado la defensa de la familia (natural) una prioridad no sólo espiritual, sino principalmente política.» Este antagonismo, señalan Vaggione y Esquivel, es constitutivo de las políticas contemporáneas tanto en los escenarios transnacionales como en diferentes países. Y agregan: «El debate sobre este con-junto de derechos, más allá de sus tensiones y limitaciones, requiere volver a preguntarse sobre las fronteras, móviles y porosas, entre lo religioso y lo político en las sociedades contemporáneas».

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Alejandro Frigerio

Alejandro Frigerio

Alejandro Frigerio es Doctor en Antropología por la Universidad de California en Los Ángeles. Anteriormente recibió la Licenciatura en Sociología en la Universidad Católica Argentina.
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